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Automotores Martes 13 de Mayo de 2014

Entre el GPS y el mapa

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REDACCION

Por REDACCION

Todavía recuerdo la primera vez que estuve al volante de un auto con navegador satelital. Fue después del Salón de París de 1996 cuando viajamos a Alemania para probar la quinta generación del Volkswagen Passat, una de las grandes novedades de aquel año. No era como los que conocemos hoy, pero fue el principio de uno de los mayores cambios tecnológicos en la historia del automóvil, escribió Jorge Pandini en La Nación.

Y agregó que se trataba de una simple y pequeña pantalla rectangular ubicada entre el velocímetro y el cuentavueltas, y por debajo de los indicadores de temperatura de agua y tanque de combustible. En ese display aparecía una flecha que indicaba hacia dónde ir y dónde girar, a lo que se sumaba una escala graficada sobre la pantallita que ponía en cuenta regresiva los metros que faltaban para cada giro. Todo sumado a las indicaciones sonoras de una voz metálica.

Nosotros, que hasta ese momento sólo usábamos los mapas ruteros en papel, estábamos fascinados. Bastaba con introducir la dirección deseada y el navegador se ocupaba del resto. Además traten de imaginarse qué valioso resultaba en un país donde el idioma nos complicaba bastante las cosas.

Pasaron casi 20 años y el sistema se ha perfeccionado. Hoy muchos vehículos, incluso los más accesibles, ofrecen GPS instalado de fábrica, si no con gastar pocos pesos se puede tener uno de muy buena calidad en el auto. Sin embargo, y aunque su uso me facilita la conducción, no dejo de llevar los mapas en papel conmigo porque se complementan de maravillas.

Cuando planifico un viaje lo hago con el mapa rutero porque permite tener una visión ampliada de los caminos que recorreré, las distancias y las ciudades por las que pasaré cerca. 

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