Por REDACCION
Una vez más, la consagrada exposición de automóviles históricos Autoclásica abrió sus puertas en los jardines del hipódromo de San Isidro. Esa muestra, la más importante de América latina, no sólo se ha consolidado como una de las grandes citas anuales de los autos clásicos, sino que además permitió que el público en general conozca una actividad que excede y por mucho el simple hecho de coleccionar vehículos.
Lo que a primera vista aparece como un hobby es en realidad un generador importante de fuentes de trabajo. ¿Por qué? Porque en la restauración y el mantenimiento de un auto histórico interviene mucha gente. Mecánicos, torneros, tapiceros, pintores y artesanos son sólo algunos de los oficios íntimamente vinculados con el arte de que un auto vuelva a lucir como recién salido de fábrica.
Además, esos autos tienen el valor de convertirse en patrimonio histórico recuperado. Y si bien es cierto que hay modelos costosísimos e inaccesibles para la mayoría de las personas, hay muchísimos más que están al alcance de la mayoría de los amantes de los fierros. Sólo hay que tener pasión, ganas y dedicación, y muchos de esos modelos más populares son los que normalmente animan al Gran Premio Histórico del ACA.
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