Chevrolet Tracker: utilitario que competirá con Ecosport

Muchas veces hemos afirmado que el EcoSport es uno de los grandes aciertos de Ford, histórico sin duda por muchas razones. Pero al mismo tiempo era difícil de entender cómo ante semejante éxito entre los usuarios, el resto de las marcas no mostraba reflejos rápidos para responder con un modelo que pudiera competirle frente a frente, escribió Jorge Pandini en La Nación.

El primero en salir al ruedo fue Renault con el Duster y ahora es Chevrolet, que -más vale tarde que nunca- está lanzando en nuestro país el Tracker, un utilitario deportivo compacto que los argentinos pudieron ver en el reciente Salón Internacional del Automóvil de Buenos Aires y que este mes estará en los concesionarios de la marca en nuestro país.

Presentado internacionalmente como Trax, este vehículo producido en México llega a nuestro país como parte de la renovación total de productos de Chevrolet anunciada por el ex titular de la marca en la Argentina, Sergio Rocha, cuando a mediados de 2010 dijo que lanzarían un producto nuevo cada 4 meses hasta 2012.

Desde entonces, la renovación fue total, y a los modelos más recientes como el Onix, Prisma, Cobalt, Aveo 3G, Cruze 4 y 5 puertas, Sonic 4 y 5 puertas, S-10 Trailblazer y Spin ahora se suma el Tracker.

Los usuarios podrán elegir entre una versión de tracción simple (delantera) con caja manual de 5 marchas o dos versiones de tracción integral con caja automática de seis marchas, que se diferencian por detalles de equipamiento. Todas vienen equipadas con el mismo motor: un naftero 1.8 de 140 CV de potencia máxima. El auto tiene un diseño atractivo y la modernidad de sus líneas se mantiene en el interior, con materiales de buena calidad y cuidadas terminaciones. El panel de instrumentos ofrece cuentavueltas analógico y velocímetro digital. La posición de manejo es muy confortable gracias a la regulación de la butaca y de la columna de dirección.

El espacio en las plazas traseras es cómodo, aunque el baúl no es muy grande (306 litros). Y hablando del baúl debemos decir que aquí se repite lo que ya criticamos del Prisma y del Onix: la rueda de auxilio temporal.

Uno de los puntos fuertes es el equipamiento de serie: todas las versiones ofrecen aire acondicionado, computadora de abordo, control de velocidad crucero, encendido automático de luces, cierre centralizado con comando a distancia, levantavidrios eléctricos delanteros y traseros, radio con CD, MP3, AUX IN, puerto mini USB y Bluetooth, y control remoto de radio en el volante, doble airbag para conductor y acompañante, ABS con distribución electrónica de frenado, sistema ISOFIX para fijación de sillas infantiles y alarma antirrobo.

Las versiones 4x4 suman control de estabilidad y tracción y sistema de asistencia en ascenso de pendientes, y la versión LTZ+ 4x4 agrega también airbags laterales y de cortina, sensor de estacionamiento y cámara de visión trasera, techo solar eléctrico, espejo retrovisor con oscurecimiento automático, interiores del asiento tapizados en cuero y pantalla táctil color de 7 pulgadas.

Manejamos la versión LTZ+ 4x4. Tiene una marcha muy confortable tanto en ciudad como en ruta, donde sorprende por su estabilidad. El motor tiene un buen comportamiento, aunque la caja automática se muestra lenta cuando se la exige a fondo, pero que sin duda es una bendición en el caótico y embotellado tránsito porteño. Sí hay que decir que aunque no tiene doble en baja, la relación de la primera marcha es muy corta, lo que le da mucha fuerza cuando lo necesita.

Obviamente que es necesario dejar bien claro un punto: se trata de un utilitario deportivo urbano, que por su tracción integral y mayor despeje al suelo que el de un auto (163 y 168 mm en ambas versiones de 4x4) permite circular sin problemas fuera del asfalto, pero no es un vehículo pensado para el off-road exigente.

En definitiva, Chevrolet se suma al creciente segmento de los SUV compactos, con un modelo atractivo, con completo equipamiento, alta calidad y buena relación precio producto.