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ANUARIO REGIONAL Lunes 31 de Diciembre de 2018

Recuperaron una foto emblemática

PLAZA CLUCELLAS

REDACCION

Por REDACCION

Podría decirse que fue testigo de por lo menos los últimos cincuenta años donde transcurrió la vida social y cultural de esta localidad. Estaba situada sobre el pórtico que permitía el ingreso al salón del cine Gran Florida, hoy salón cultural de la Biblioteca Popular Presbítero Antonio Bonini. Puede apreciarse la mirada paternal de Carlos Alberto Pairetti hacia su hijo Tim justo en el año 1968 en que se adjudicó el título de Campeón de Turismo Carretera. Es que esa sala que había sido anteriormente propiedad de su padre Atilio y fue el ámbito apropiado para que se exprese la cultura, la recreación y el sentimiento clucellense. Eran tiempos en que la juventud de entonces se reunía los sábados para programar la salida hacia alguna localidad vecina, mientras la mesa de pool se convertía en el centro de la escena. O en la sala o reservado de al lado el metegol, ya un poco más ruidoso pero no menos concurrido se hacía notar con su sonido

característico y el festejo de uno y otro lado. Un poco más cerca, en la altura, la máquina de cine se encargaba de atrapar a cada uno de los asistentes a la función para ver por ejemplo Ben Hur, o películas de Palito Ortega, Sandro, del Oeste y la que la tuvo a Carlitos como principal protagonista "Piloto de pruebas". Esa misma esquina los domingos realmente se modificaba con mesas ubicadas en el interior y exterior porque en familia y entre amigos había que terminar la semana de la mejor manera disfrutando de comidas, bebidas y los helados artesanales Rody. Haydee "Chuni" Verón, Lionel Buffa y sus hijos Rodolfo y Carlos hasta hace no mucho tiempo fueron los encargados de que la mística se mantenga viva y hoy estemos recordando. Si esta foto hablara nos contaría y en detalle cómo transcurrían las cenas de los días lunes, los partidos de fútbol en uno de los primeros televisores a color del pueblo, las carcajadas del padre Bonini, las mesas que se armaban para jugar a "los naipes", la gente que recurría al bar en noches de teatro vocacional, los festivales danzantes de quinto año, los actos escolares y hasta el comienzo mismo de la escuela secundaria Aarón Castellanos.

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