Editorial

¿Y las inversiones?

Lo de la "lluvia de dólares", las inversiones que iban a venir para convertirse en fundamento de la recuperación y crecimiento de la economía nacional, a dos años de distancia todavía no se ha concretado. Es decir, han venido dólares, pero en su casi totalidad están direccionados a inversiones de características financieras, y muy poco a las productivas, que es lo que se requiere para crear empleo y reactivar la producción de manera genuina. Concretamente, según lo reflejan las cifras oficiales, de cada 7 dólares que ingresaron y siguen ingresando a la Argentina, solamente uno va hacia la producción. El resto a letras, títulos, bono, acciones y todo aquello que signifique rentabilidad financiera, que hoy en la Argentina tiene rindes superiores a casi todo el resto del mundo.

Es una constante que en los períodos de crecimiento haya ingreso de dólares y salida en aquellos de recesión. Este último caso fue lo sucedido en la mayor parte del mandato de Cristina Kirchner, cuando por la caída generalizada de la actividad hubo una enorme salida de dólares, que ni siquiera logró contener la restricción dispuesta por el gobierno conocida como "cepo cambiario", lo cual por otra parte promovió maniobras financieras especulativas de todo tipo, provocando un derrumbe aún mayor del esperado por medidas de ese tipo. Ahora, en este último año en que la economía está reactivándose -aunque todavía sin la sustentación requerida para proyectarse en el tiempo- los dólares han comenzado a ingresar de manera importante, pero direccionados hacia la especulación financiera, es decir, con pocas chances de intervenir directamente en la recuperación de la economía, y lo que es aún más importante, en la generación de fuentes de trabajo.

Hay datos que son elocuentes y recientemente conocidos, como ser que la deuda pública subió 18.343 millones de dólares en los primeros 6 meses del año, y que el crecimiento mayor fue de la deuda privada con el 21,3 puntos del PBI, siendo una relación que monitorean desde el gobierno para decir que la duda pública está en uno de los niveles más bajos de la región, y por supuesto, lejos de caer en la posibilidad de una cesación de pagos. Pero además, ese mismo argumento utilizan los banqueros y organismos internacionales para ubicar hoy a la Argentina en un primer plano y merecedora de créditos. Aunque otros especulan que se trata de una maniobra usada por esos banqueros para orientar hacia aquí los dólares de sus clientes, habida cuenta de la baja tasa de interés que se está pagando en Estados Unidos. El gobierno argentino lo visualiza entonces como una ventaja dentro del esquema de "gradualismo fiscal", consistente en financiar con préstamos del exterior el rojo de las cuentas públicas.

En el pasado mes de octubre ingresaron capitales por 824 millones de dólares, lo cual estaría explicado por las altas tasas fijadas por el Banco Central -se convierten a pesos, se depositan y una vez cobrado vuelven a convertirse en dólares que emigran nuevamente a su lugar de origen-, en tanto que para inversiones directas ingresaron 120 millones. Es decir, pasando en limpio, por cada 7 dólares que fueron a la especulación financiera entró un dólar para inversiones reales.

En lo que va del año, transcurridos diez meses, fueron comprados para atesoramiento 17.450 millones de dólares, equivalentes al 2,7 %

del PBI, constituyendo un fiel reflejo que con el dólar barato los argentinos continúan acaparando divisas sin caer demasiado en la tentación de las altas tasas de los plazos fijo, que por otra parte pronto serán gravados con un impuesto del 5% luego de un tope que sería de 260.000 pesos, con lo cual se afectaría especialmente a los pequeños ahorristas.

La Argentina ya vivió muchos ciclos del tipo "stop and go", cuando la economía y el consumo interno crecen de la mano del ingreso de dólares y la suba de las importaciones, aunque al mismo tiempo por la falta de divisas, se termina cayendo en devaluaciones que afectan el poder adquisitivo del salario, derrumbando nuevamente a la economía. Han sido ciclos que se fueron cumpliendo de esa manera, y que ahora parece estamos nuevamente transitando, siempre y cuando no se ponga un rápido freno a esta metodología.

Por ahora las inversiones destinadas a la producción y el trabajo, es decir a la generación de riqueza, siguen sin parecer en la medida esperada. Ojalá se concreten de ahora en adelante, tras la consolidación política del gobierno y también de este nueva repunte de la actividad económica, pero que todavía debe afianzarse.



 

Autor: REDACCION

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