Suplemento Economía

¿Vuelve el viento de cola externo en el 2021?

Por Matías Fontanetto 

Los precios de las materias primas están experimentando incrementos en los últimos meses, y la duda es si repetirá o no el ciclo alcista del período 2006-2013. Con respecto a la soja, la misma cotizó en torno a los USD 430 por tonelada en Noviembre, el maíz alcanzó los USD 166 por tonelada y el trigo los USD 218 por tonelada, superando ampliamente los mínimos del comienzo de la cuarentena, cuando se interrumpieron los flujos del comercio internacional y se desplomaron los precios.
Hay dos factores que explican estas subas: el debilitamiento del dólar frente al resto de las monedas debido una política fiscal y monetaria expansiva de mayor envergadura en EE.UU. frente al resto de los países, lo cual explica la recuperación más rápida de la economía americana frente a Europa y Japón, junto con la reducción de stocks mundiales de commodities.
El impacto del tipo de cambio sobre el precio de las materias primas es directo, a medida que se deprecia el dólar contra las principales monedas del mundo, el menor poder de compra medido en esa moneda impulsa todos los precios al alza, entre ellos, el de las materias primas.
El dólar se había fortalecido significativamente en plena pandemia, el euro había llegado a cotizar 1,08 dólares y desde julio comenzó a depreciarse hasta estabilizarse en torno a 1,18 dólares por euro.
La elasticidad dólar/precios commodities indica en qué porcentaje varía el precio del índice de las commodities al fluctuar el dólar frente a las principales monedas del mundo, el valor de dicha elasticidad ronda los 0,8, es decir que un aumento de 1% del tipo de cambio (depreciación) está asociado a un incremento del 0,8 % del precio de los productos no energéticos.
Además, como en todo mercado también son relevantes las condiciones propias que determinan la oferta y la demanda. El indicador que mide la relación stock final/consumo indica que a mayor nivel de inventarios en relación con el consumo de un año determinado, mayor es la oferta futura de las materias primas, suponiendo una demanda estable, el precio debería caer.
La elasticidad ratio stock/consumo mide la sensibilidad existente entre un cambio en dicho ratio y los precios de las commodities, se estima alrededor del -0,3. En otras palabras, ante un aumento de 1% de la relación ratio stock/consumo los precios deberían caer un 0,3% de los productos no energéticos.
Con respecto a dicho ratio, el USDA redujo su pronóstico de producción y de inventarios para la campaña 2020/21, especialmente en el maíz y la soja, confirmando la tendencia alcista en los precios de estos dos productos. Según este departamento, el maíz podría terminar esta campaña con una ratio de 25,3%, ubicándose por debajo del máximo registrado de 33,1% en la campaña 2016/2017, pero significativamente por arriba de los mínimos de 16% en el período 2005 – 2012, cuando el maíz registró un promedio de USD 206 por tonelada.
El ajuste en el ratio de maíz se explica por reducciones en la producción y en los stocks iniciales, lo cual se tradujo en un menor nivel de inventarios esperados para finales de la campaña 2020/2021. Desde mayo hasta noviembre de este año, la producción esperada de maíz se recortó en 42 millones de toneladas, especialmente en Estados Unidos y Ucrania. Llega así a un nivel proyectado de 1.144 millones versus 1.116 del año pasado, la estimación de consumo se ubica en 1.157 millones de toneladas, lo que representa una suba de 2,1% contra el año anterior, cuando fue de 1.133 millones de toneladas.
Con respecto a la soja, el ratio de stock / consumo terminaría esta campaña en 23,4%, de cumplirse esta proyección sería el nivel más bajo desde la campaña 2013/2014, cuando alcanzó los 22,8%. En el mercado de soja la caída en el ratio se debe a un consumo esperado mayor, creciendo las proyecciones de este año desde los 365 millones de toneladas en mayo a los 372 millones de toneladas en noviembre, lo que implica un aumento del 5% con respecto al nivel de consumo registrado en la campaña pasada de 354 millones de toneladas.
Además del incremento en el consumo de soja, la caída en el ratio se relaciona a un punto de partida inferior respecto a los stocks iniciales que reducen las proyecciones de stock finales de esta campaña. La producción mundial de soja esperada para la campaña 2020/2021 se mantiene estable en torno a 362 millones de toneladas. El trigo en cambio mantuvo los pronósticos alcistas en términos de producción en los últimos años, y eso contribuye a mantener los precios bajos.
Claramente estos precios crecientes beneficiarán a nuestro país. Si se mantuvieran estos valores actuales, los ingresos por una cosecha estimada de 140 millones de toneladas podrían subir alrededor de USD 5.000 millones en la campaña 2020/21 en comparación con la anterior, lo cual representaría un empuje del 1,3% al PBI del 2021. Para poder canalizar estos dólares excedentes al mercado cambiario, es necesario que se reduzcan las elevadas brechas entre el dólar oficial y no oficial en torno al 85%, de manera de incentivar las liquidaciones de exportaciones, un mayor ingreso para productor rural por mejoras en los precios, incentiva a la siembra pero no a la liquidación de granos.

Autor: Matías Fontanetto

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