La Palabra

Vivir la infancia en una familia de pianistas*

En mi familia es muy común que en cada casa haya un piano y que la mayoría sepa tocarlo, pero no solamente hay pianos sino un montón de otros instrumentos y aparte mi papá es oboísta y tengo primos que tocan otros instrumentos como el violonchelo y también el oboe y mi pareja es guitarrista. Así que incluso antes de nacer, ya había mucha música todo el tiempo en la casa. La música está en mi vida de manera muy natural, de niña, era un tema de todos los días en todo momento: cantar una canción, hacerla en canon junto a otro, o agregar voces a la misma, distinguir qué nota dan las copas, inventar canciones, ver óperas y ballets, etcétera, cosas de todos los días... Muchas cosas que aprendí no sé cuándo las aprendí ni sé que las aprendí porque las fui mamando del ambiente en el  que fui creciendo.

Recuerdos de haber visto por primera vez un piano

¡Esta es una pregunta que no sabría responder! porque hubo un piano desde el día en que nací en mi casa así que no recuerdo la primera vez de haberlo visto; pero sí, mis primeros recuerdos con el piano son los de estar jugando con mi hermana siendo muy chicas y muy divertidas.

Tomar conciencia de mi descendencia musical

No recuerdo exactamente el momento. Pero supongo que pude haber tenido conciencia o una idea cuando fui a estudiar con otra profesora, con Graciela Reca en la ciudad de Paraná Y de alguna manera surgía el contraste de las diferentes maneras y ahí quizás fui consciente por primera vez de cuál era el bagaje que yo traía.

Aprender los primeros sonidos y posiciones de manos

Quien me enseñó desde pequeña mis primeros pasos y hasta tener una formación bastante sólida -todo lo que es la base de mi pianismo- y no solo eso sino también una forma de interpretar y sentir la música y el arte, me las dio mi abuela Elda Ricci de Vieri, quién con inmensa paciencia, tremenda dedicación, disposición amorosa para escucharme en cualquier momento, mucho rigor, enorme musicalidad y profundo conocimiento de lo metodológico en la guía de la enseñanza del piano y de la interpretación de la música, fue guiando mis pasos.

Saber que el piano sería mi compañero para el camino a recorrer

En el momento que finalicé mis estudios secundarios y debí decidir qué carrera iba a continuar, qué iba a ser en mi vida, me di cuenta de que el piano era un compañero esencial en ella. Estar a solas con el instrumento decodificando una obra, trabajando un pasaje o una dificultad técnica eran para mí un momento y un lugar íntimo en el que yo me podía expresar, sentir un gran placer, una fuerte conexión con el instrumento y conmigo misma, tanto sea que se tratara de un momento de búsqueda de expresión musical como también de sentir el simple placer kinestésico de tocar el piano.

Qué lugar y a quiénes elegí para estudiar música

Mi abuela me siguió escuchando toda su vida, dándome clases, siempre escuchándome en cada concierto, acompañándome en cada aventura musical, aconsejándome, dándome su parecer... creo que todo lo que soy hoy es reflejo de lo que ella me brindó. Más allá de esto, quién también acompañó y acompaña mi formación musical y pianística es la extraordinaria pianista y profesora Graciela Reca de la ciudad de Paraná quién también me guió para especializarme en Buenos Aires junto al profesor Aldo Antognazzi. Luego he tenido la fortuna de asistir a diversas clases magistrales y especializaciones en nuestro país y en el extranjero junto a Bruno Gelber, el Maestro polaco Andrej Jasinski quien fue el único maestro del gran pianista Krystian Zimerman, también el pianista japonés Kotaro Fukuma, el pianista ruso Boris Gilburg, la Maestra belga Diane Anderson y muchos más. Debo destacar que en mi formación inicial junto a mi abuela siempre me transmitió un amor y curiosidad por las obras de compositores argentinos y latinoamericanos, teniendo ella un amplio repertorio, conocimiento y colección de las más variadas partituras. Este aspecto lo amplié luego en seminarios de posgrado en la Universidad de Cuyo junto a la profesora y pianista Dora de Marinis de la ciudad de Mendoza.

Lo que recibí de mi bisabuelo aunque no lo conocí

De mi bisabuelo Luis Eugenio Ricci tengo un montón de cosas… la biblioteca de partituras que hizo hacer especialmente, ¡diseñada por él! Muchas partituras… pero también el oficio y la pasión por tocar este instrumento tan amplio en su repertorio. Me fascina saber que su ida a Rafaela -él era italiano, nacido en la zona de Le Marche- fue por un contrato para tocar piano durante las películas mudas. ¡Me lo imagino improvisando sobre las partituras que le enviaba la empresa, mientras iba siguiendo la trama de la película! Aparte de esto era muy emprendedor, creó un Liceo Musical en la zona con muchísimos alumnos y... hasta dirigía y componía. 

¿Y de la abuela Elda que a tantos rafaelinos les enseñó Cultura Musical?

Algo fundamental que ella me enseñó es que luego de aprender una obra, su ritmo, melodía, todos los detalles de la partitura, dominando las dificultades técnicas, lo más importante era que la obra pasase a través mío, que al tocarla pareciese una composición mía. Realmente vivir lo que sucedía en el papel. De hecho, una de sus anotaciones era: "dar vida" "decir". Y es importantísimo esto, porque no se trata de copiar la versión de otro, sino de crear tu propia versión, de no negar tu ser, tu necesidad de expresión. Es fantástico… Es la esencia del arte. Lleva más tiempo, y trabajo, pero es mágico.

¿Se aprende de una madre intérprete?

¡¡¡Claro que sí!!! Ella es una de las personas que me incentiva todo el tiempo, dando importancia a lo que yo hago, a mis logros y mientras me formaba la escuchaba indicarme desde lejos: "más leeeento" "¡cantá!" ¡Fundamental su acompañamiento y apoyo!

Argentina me abrió las puertas cuando decidí ofrecer mi proyecto

He tenido muchísimo apoyo en mi último proyecto de grabación de la Obra Completa para Piano Solista de Carlos Guastavino. Por un lado resulté ganadora en la primera convocatoria, del subsidio nacional para realizar el registro fonográfico por parte del Instituto Nacional de la Música –INAMU-, que también me subsidió los pasajes ida y vuelta para ir a grabar a Buenos Aires. A su vez el director del Centro Cultural Kirchner: Gustavo Mozzi, me abrió las puertas para grabar en una de las mejores salas de la Argentina que es su sala sinfónica -la ballena- equipada con los mejores pianos del país y la mejor técnica en cuanto a micrófonos y acústica. A su vez también me encontré con más seres maravillosos como mi querido Carlos "Negro" Aguirre quien me dio una mano en muchísimos momentos durante el proceso del proyecto y ahora va a incluir esta grabación en el catálogo de su flamante sello digital Shagrada Medra.

El mundo me dio cabida para que lleve mi obra

Existe un gran interés por la obra de nuestro compositor Carlos Guastavino en el mundo, tanto es así que he sido invitada a realizar giras por Europa y también por Estados Unidos con una recepción fantástica. Estuve en la mismísima catedral de St Martín-in-the-Fields en el corazón de Londres en el único festival del Reino Unido dedicado a la música clásica iberolatinoamericana que es "Echoes Festival" llevando la música de nuestro compositor con maravillosa recepción del público.

Qué valor tienen los reconocimientos públicos

Hay todo tipos de reconocimientos, están los que me permiten tener circulación en diferentes salas, o festivales o el ser invitada por diferentes organismos orquestales como solista y esto me habilitan a mostrar lo que estoy haciendo; y por otro lado está el reconocimiento de las personas que asisten los conciertos, éste es el que a mí siempre me llena el corazón y le da sentido a lo que hago… esa devolución de las personas que con su sensibilidad se transportaron con lo que yo fui diciendo a través del piano es algo tremendamente gratificante...

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Lilia Salsano

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