SAO PAULO
RIO DE JANEIRO, 29 (AFP-NA). - Al menos ocho autobuses
fueron incendiados el viernes en Rio de Janeiro durante
enfrentamientos entre policías y manifestantes en el marco de una
huelga general que paralizó los transportes y numerosos servicios
públicos en las mayores ciudades de Brasil.
Los choques se iniciaron al comienzo de la tarde cerca de la
Asamblea Legislativa del Estado de Rio y culminaron al caer la
noche, cuando la policía cargó contra grupos que se concentraban
en las inmediaciones de la plaza Cinelandia, donde se realizaba
una protesta pacífica contra las medidas de austeridad del
presidente Michel Temer, indicaron reporteros de la AFP.
Varios grupos de jóvenes levantaron barricadas y destrozaron
mobiliario urbano, al tiempo que los manifestantes buscaban salir
del lugar en medio de la humareda provocada por los incendios y
por los gases lacrimógenos lanzados por los cuerpos antidisturbios
de la policía.
Ya durante la mañana, la policía había intervenido contra
activistas que bloqueaban calles de Sao Paulo y otras ciudades.
El paro fue convocado por las principales centrales sindicales,
contra los proyectos de reforma del sistema de jubilaciones y de
flexibilización de los contratos de trabajo.
Ambas iniciativas están en votación en el Congreso como parte
del programa del gobierno para enderezar las cuentas públicas y
sacar a Brasil de la peor recesión de su historia.
Según datos
oficiales publicados este viernes, el desempleo en la mayor
economía latinoamericana alcanzó un nuevo nivel récord de 13,7%,
con 14,2 millones de personas en busca de trabajo.
Se trata, según la Central Única de Trabajadores (CUT), de la
primera huelga general desde junio de 1996, en esa ocasión contra
las privatizaciones y las medidas de flexibilización de los
derechos laborales impulsadas por el gobierno socialdemócrata de
Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
Tanto para la CUT, ligada a la izquierda, como para Força
Sindical (FS) -cuyo presidente es diputado de la base aliada del
conservador Temer- la jornada fue un éxito. Según FS, casi 40
millones de brasileños adhirieron a la medida de fuerza.
El gobierno atribuyó en cambio el ausentismo a los cortes de
carreteras.
Temer emitió por la noche un comunicado en el que deploró "los
lamentables y graves incidentes ocurridos en Rio de Janeiro", así
como los bloqueos de estaciones de autobuses "para cercenar la
libertad de desplazamiento de los ciudadanos".
El expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-
2010) sostuvo en declaraciones a la radio Brasil Atual que los
trabajadores decidieron "parar en protesta contra la retirada de
derechos que sufre por parte del gobierno".