La Palabra

Viejos y nuevos errores idiomáticos*

Prólogo del autor

De nuevo, en la ruta de la normativa. Con un lenguaje que crece y evoluciona día tras día, se hace cada vez más necesario señalar los errores con que se trasgreden las normas de nuestro rico idioma, aunque siempre con un espíritu constructivo y docente, de manera que el periodista adquiera la capacidad de incorporar, procesar y difundir esas normas.                                                                                                                                                                                                   Pero, ¿cómo hacer para que el profesional de la Comunicación incorpore, asimile y difunda esas reglas que, por lo general, ignora o deliberadamente desecha? Pues, con una explicación clara y sencilla que permita al lector (no tiene por qué ser exclusivamente periodista) identificar la falla y enmendarla. La Fundación del Español Urgente -Fundéu BBVA- es una institución sin ánimo de lucro que tiene como principal objetivo impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación. Nacida en el año 2005 fruto de un acuerdo entre la Agencia Efe y el banco BBVA, trabaja asesorada por la Real Academia Española. La Fundéu BBVA, para esta tarea, ha convocado a periodistas, lingüistas, lexicógrafos, ortotipógrafos, correctores y traductores. Desde su creación y hasta el día de hoy, la Fundación ha emitido (y sigue haciéndolo regularmente) todos los días hábiles una recomendación acerca del uso de algún término o expresión, lo mismo que sobre su escritura y, en algunos casos, su pronunciación; pero lo más atractivo para los hispanohablantes es la forma en que Fundéu ejemplifica los casos, a través de frases y expresiones extraídas de los propios medios de comunicación españoles. En este caso, hemos preferido acomodar los ejemplos a la vida cotidiana de los argentinos, adaptando a nuestra realidad los originales que estaban limitados a la actualidad europea en general (Brexit, elecciones en Francia, atentados, inmigrantes, etcétera), y española en particular (la reina consorte Letizia, series de televisión españolas, Messi y el Barcelona, políticos locales, etcétera). Viejos y nuevos errores idiomáticos en el Periodismo… y en el habla de los argentinos es un compendio de deslices lingüísticos recogidos en los propios medios de comunicación, presentados en oraciones breves y concisas, con su correspondiente corrección. Dividida en dos secciones -Lenguaje Oral y Lenguaje Escrito, además del profuso índice temático-, esta obra tiene como objetivo colaborar con el Periodismo en la ardua pero apasionante tarea de informar. Y si es en buen español, mejor.  

Inmolarse

El verbo inmolarse se desaconseja para aludir a la acción suicida de un terrorista que busca una matanza.En los medios de comunicación se oyen en ocasiones frases como “Una mujer que portaba un chaleco con explosivos se inmoló en medio de la multitud”. Los principales diccionarios de español (el Diccionario del español actual, el Diccionario de la lengua española y el Diccionario Clave, entre otros) definen el verbo inmolar como ‘dar la vida, la hacienda, el reposo, etcétera, en provecho u honor de alguien o algo’, ‘sacrificarse o dar la vida, generalmente por una causa o por una persona’ o ‘dar la vida o sacrificarse por un ideal, por una causa o por el bien de otras personas’. Todas estas definiciones reflejan una acción individual que no conlleva provocar daño o dolor a terceros, por lo que no resulta apropiado usar el verbo inmolarse para referirse a las actuaciones de los terroristas suicidas que, con su acción de quitarse la vida, persiguen la muerte de otras personas y atemorizar a la población. Por tanto, se recomienda que cuando se informe de los atentados de terroristas suicidas se empleen alternativas como suicidarse, acción suicida, acción terrorista o atentado suicida. Es aún más impropio aplicar estas voces al mero hecho de que una persona se suicida, por los motivos que sean, de un modo extremadamente violento, en especial con un explosivo. Así, en el ejemplo anterior habría sido preferible decir “Una mujer se suicidó con un chaleco con explosivos para atentar contra la multitud”, en el primer caso con una de las alternativas dadas, y en el segundo con una reformulación de la frase.  Sí es adecuado para referirse a una persona que, por ejemplo, se quema a lo bonzo como protesta, pues dicha acción no conlleva asesinar a otras personas, como en “Un monje budista se inmoló prendiéndose fuego para protestar por la persecución religiosa”. Dado que esta acción, como la del suicidio, solo la puede ejercer una persona sobre sí misma, no es aconsejable añadir el prefijo auto- para formar autoinmolarse o autoinmolación.

Valga la… cacofonía

Las personas que se precian de poseer un léxico más o menos variado y hacen gala de su precisión en el momento de utilizar el idioma español, no se perdonan el hecho de caer en el vicio de la redundancia. Tan así es, que casi simultáneamente con la caída en el error y cuando acaban de advertir que han sido víctimas de la tan temida falta, se excusan exclamando valga la redundancia, frase utilizada a manera de justificación por la que en realidad están diciendo “¡ojo!, que yo sé muy bien que no se habla así, pero, como ven, acabo de reconocer mi error”. En este punto, es conveniente hacer una aclaración: la redundancia, según la opinión de los gramáticos, es la “repetición innecesaria de un concepto dentro de una oración”, de manera que, tal como se viene señalando desde hace mucho tiempo, son redundantes expresiones como hace un tiempo atrás, salió para afuera, un trabajo manuscrito a mano, el libro homónimo del mismo nombre, hay que preverlo antes, y otras joyitas del estilo. Pero, muchas de las veces en que las personas utilizan la expresión valga la redundancia, no están cayendo en ese error, sino en otro bastante más leve desde el punto de vista lingüístico: la cacofonía, que es la “repetición malsonante de una letra o sílaba dentro de una oración”. De esta manera, es oportuno aclarar que no se comete redundancia cuando se utilizan oraciones como el importe no es importante (“importe” se refiere a cantidad en precio, cuota o crédito; “importante”, en cambio, alude a la trascendencia), debido a que no hay una reiteración de conceptos, sino una repetición de sonidos. Sería redundancia si alguien dijera la importancia del aumento es poco importante. Tampoco la hay en los casos de frente a su casa, recibió un golpe en la frente; no va a poder llegar a firmar el poder; la agraciada señorita agradeció las flores; oraciones en las que es inevitable excusarse diciendo... ¡valga la cacofonía!

 

Eliminatoria, no ‘play-off’

El término inglés play-off (o playoff) puede sustituirse en español por eliminatoria o, según el contexto, por otras voces como fase final, promoción o desempate. Sin embargo, se ve cada día con más frecuencia en las informaciones deportivas: “Comienzan los play-off en la apasionante NBA”. Este anglicismo se usa desde hace tiempo en los ámbitos del baloncesto y el béisbol para referirse a la fase final de un torneo en la que, superada la fase de enfrentamientos de todos contra todos, los equipos compiten de dos en dos de modo que uno queda eliminado y el otro continúa en la competición hasta el final. En ese sentido es preferible emplear la palabra española eliminatoria. En la actualidad su uso se ha ampliado a otros deportes y situaciones similares. Así, en el fútbol se usa últimamente para aludir a los partidos de ascenso en categorías inferiores, y en ese caso también puede optarse por eliminatoria, promoción, liguilla o fase de ascenso. En golf se usa, como señala el Diccionario panhispánico de dudas, para designar el encuentro que se disputa para deshacer un empate, en cuyo caso puede sustituirse por (partido de) desempate. En todos los casos, esas situaciones suelen darse en la última fase de los torneos de cualquier deporte, por lo que puede equivaler asimismo a fase final. Así, en el ejemplo anterior, lo adecuado habría sido escribir “Comienzan las eliminatorias en la apasionante NBA”.

Fútbol femenino, nombres apropiados

1- La expresión la árbitra, con artículo femenino, es la adecuada, y no la árbitro ni el árbitro. 2- Tanto la jueza de línea como la juez de línea son expresiones adecuadas, así como la linier, opción también válida y recogida en el Diccionario académico, no así la liniera. 3- La entrenadora, si quien desempeña tal función es una mujer, se encarga de preparar al conjunto de jugadoras seleccionadas. Otra opción es la técnica, no la técnicoNo resulta aconsejable, en cualquier caso, la míster, pues este sustantivo inglés tiene como referencia a un hombre. 4- Arqueracancerbera, metaguardameta o portera son, entre otros, los sustantivos apropiados para referirse a la jugadora encargada de defender la portería propia. 5- Defensora zaguera son voces indicadas para designar a la jugadora cuya misión principal es proteger a su equipo de los ataques del contrario. El sustantivo defensa se utiliza para aludir tanto a la línea defensiva como a cada una de sus integrantes. La futbolista que recorre un costado puede llamarse carrilera o, si no se hace hincapié en su tendencia a subir y bajar la banda, la lateral derecha/izquierda, mejor que la lateral derecho/izquierdo. 6- Tanto la mediocampista como la centrocampista son femeninos apropiados para referirse a la jugadora que ocupa la línea media o medular. 7- La atacante es una forma adecuada de aludir a las futbolistas que ocupan la línea más ofensiva. El sustantivo delantera se emplea tanto en relación con la línea delantera como con cada una de sus integrantes. La que se sitúa en el medio se llama delantera centro. En el caso de la jugadora que ataca por las bandas, se aprecia una gran vacilación entre la extremo derecho/izquierdola extrema derecha/izquierda la extremo derecha/izquierda, siendo esta última la forma acorde con la vigesimotercera edición del Diccionario académico. 8- Se llama la capitana, mejor que la capitán, a la jugadora que encabeza un equipo deportivo.

Aunque muchas de estas denominaciones se han venido usando como comunes en cuanto al género (el/la portero), el uso actual tiende a priorizar las variantes femeninas especializadas (la arquera, la delantera), que en muchos casos aparecen ya desdobladas como en el Diccionario (el capitán/la capitana). Esa tendencia se constata especialmente cuando estos sustantivos se escriben en plural (las porteras/delanteras, más habitual que las porteros/delanteros) o acompañados de algún adjetivo: la portera mexicana, más frecuente que la portero mexicana.

*Del libro “Viejos y nuevos errores idiomáticos en el Periodismo… y en el habla de los argentinos” de Esteban Giménez, Gram Editora, 2017

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