Internacionales

Venezuela: opositor se entrega en medio de protestas pacíficas

CARACAS, 19 (AFP-NA). - El líder opositor venezolano

prófugo Leopoldo López se entregó este martes a la policía, en una

jornada marcada por manifestaciones pacíficas, a favor y en contra

del gobierno, tras dos semanas de protestas estudiantiles y

violentos desbordes.

En una concentración antichavista en el acomodado sector este

de Caracas, López -que busca forzar una salida anticipada del

presidente Nicolás Maduro- irrumpió en el mitin, dirigió un

mensaje y se entregó a la policía, que lo buscaba por cargos de

homicidio durante los desmanes que dejaron tres muertos la semana

pasada. 

En el Palacio de Gobierno y frente a la manifestación oficialista

de trabajadores petroleros, Maduro dijo que "este jefe político de

la derecha venezolana ya está en manos de la fiscalía para

responder por sus llamados a la sedición".

"En las próximas horas el Ministerio Público presentará ante el

Tribunal al ciudadano Leopoldo López, con la garantía de todos sus

derechos", escribió de su lado la fiscal Luisa Ortega Díaz en su

cuenta en Twitter.


El dirigente opositor debía ser trasladado a una cárcel militar

fuera de Caracas y será presentado al mediodía del miércoles ante

el tribunal, informó a su vez su partido Voluntad Popular. López

"pernoctará esta noche ilegalmente en la cárcel de Ramo Verde",

señaló la agrupación.


Las marchas opositora y oficialista marcaron un clímax luego de

dos semanas de protestas universitarias iniciadas en San Cristóbal

(cerca de la frontera con Colombia) en reclamo por la inseguridad

y que fueron creciendo en magnitud, extendiéndose a todo el país e

incorporando reclamos por la inflación, desabastecimiento y

detenciones de estudiantes.

Las manifestaciones, que tuvieron desbordes violentos, habían

sido calificadas por el presidente como "un golpe de Estado en

desarrollo".

Oficialistas y opositores se habían reprochado la temeridad de

convocar para este martes dos marchas que podían toparse en un

país altamente polarizado y que tiene todavía presente abril de

2002, cuando una manifestación opositora hacia el palacio

presidencial derivó en un sangriento golpe de estado que derrocó

brevemente al entonces presidente Hugo Chávez.


"JUSTICIA INJUSTA" 

Alrededor de 10.000 opositores vestidos de blanco congregados

en Plaza Brión recibieron como a un héroe al líder de Voluntad

Popular, Leopoldo López, cuando llegó desafiando una orden de

captura.

Con una bandera venezolana en sus manos, López trepó a una

estatua del prócer cubano José Martí e instó a sus seguidores a

"construir una salida a este desastre".

"Si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo,

(...) valdrá la pena mi encarcelamiento infame. Me presento ante

la justicia injusta, ante una justicia corrupta", agregó el

dirigente antes de dirigirse a guardias para entregarse.

La multitud intentó impedir el paso del vehículo que llevaba a

López, quien personalmente, y con un megáfono policial, pidió a

sus simpatizantes que dejaran actuar a los uniformados.


López, un economista de 42 años educado en Harvard y con

dilatada carrera política, estaba oculto desde que el gobierno

pidió su captura por los desmanes del miércoles pasado. El y otros dirigentes impulsan bajo la consigna "La salida" la

táctica de ocupar las calles para oponerse al gobierno de Maduro,

electo en abril de 2013, y forzar un "cambio constitucional".


Cerca de allí una joven llevaba una pancarta con la leyenda:

"24.763 muertes violentas en 2013. Somos más que sólo cifras".

La marcha opositora no estaba autorizada y las autoridades

desplegaron un fuerte dispositivo antimotines que impidió a los

manifestantes avanzar, como era su propósito, hacia el ministerio

de Justicia, cerca del Palacio de Gobierno. 


MAREA ROJA

A la misma hora y a sólo kilómetro y medio una multitud de

trabajadores petroleros -que fuentes independientes estimaron en

más de 10.000-, con los colores oficialistas, iniciaron una

marcha de cinco kilómetros hacia el Palacio de Gobierno

encabezados por el vicepresidente de temas económicos, Rafael Ramírez.

La manifestación fue convocada para que los petroleros

entregaran a Maduro un contrato colectivo de trabajo, calificado

por los gremialistas como muy positivo.

En su discurso ante sus simpatizantes, Maduro criticó con

dureza a los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, y de

Colombia, Juan Manuel Santos acusándolos de inmiscuirse en asuntos

internos venezolanos. "¡Ya basta carajo!. ¡Ya basta de que se

metan en los asuntos interno de nuestra patria!", dijo.


La tensión por las marchas puso a Venezuela en el punto de mira

de la comunidad internacional y varios gobernantes apoyaron a

Maduro, mientras organizaciones internacionales como Celac y

Unasur y países como México y Panamá exhortaron a resolver las

diferencias mediante el diálogo.

Autor: REDACCION

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