A poco más de un mes de asumir, el presidente del Banco Central,
Alejandro Vanoli, trazó un balance optimista y dio por ganada la
primera batalla contra los mercados para poner en caja al dólar
blue, que quedó a un paso de romper el piso de los $ 13.
Pero sabe que ese éxito en reducir la brecha entre la divisa
oficial y la paralela puede representar pan para hoy y hambre para
mañana, si no se completa con otra batería de medidas.
Por eso instruyó a los equipos del BCRA a "redoblar esfuerzos"
para "cercar" a los capitalistas que dominan la plaza del dólar
marginal.
En esa tarea tiene aliados poderosos en la CNV y la Unidad de
Información Financiera (UIF), pero especialmente en la
Superintendencia de Entidades Financieras.
Allí fue designada -con beneplácito de Axel Kicillof- la dupla
Germán Feldman-Pedro Biscay, quienes llegaron con mano a dura a
reactivar expedientes que habían quedado congelados durante la
gestión de Juan Carlos Fábrega.
El jefe de la UIF, José Sbatella, lo dijo sin pelos en la
lengua: "Durante la gestión de Fábrega no se ejerció el poder de
policía que era potestad del BCRA", disparó.
Biscay llegó a segundo de la Superintendencia de Bancos y fue
uno de los que talló en decisiones como la prohibición para operar
de Cambio América por dos meses, luego de que autoridades de esa
compañía se negaran a abrir una caja donde, sospecha el BCRA,
había documentación reveladora sobre el mercado cambiario
marginal.
Venía de estar a cargo del área de Fraudes Económicos y
Bancarios de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de
Activos (Procelac), otra de las áreas en las que se está apoyando
el gobierno para combatir la fuga de divisas.
La dureza que Vanoli imprimió a sus primeros 40 días de gestión
ya originó tensiones en el sistema financiero.
En especial la multa de 160 millones de pesos impuesta al Banco
de Valores, conocido en la city como el "banco de los agentes de
bolsa", y por donde habrían sido canalizadas muchas operaciones de
"contado con liqui".
El presidente de la Bolsa, Adelmo Gabbi -de buena llegada a
Cristina Kirchner- abandonó el tono moderado para calificar de
"ridícula" la multa aplicada y vaticinar que quedará "en la nada".
Lejos de esas especulaciones, el ministro de Economía, Axel
Kicillof, cree que hay que profundizar aún más el "escarmiento"
contra los mercados, a los que acusa de estar detrás de un ataque
especulativo contra la Argentina.
Para el viceministro de Economía, Emmanuel Alvarez Agis, la
especulación en el mercado va perdiendo la pelea por varios
cuerpos y el gobierno cuenta aún con una batería de medidas para
seguir desbaratando las expectativas de devaluación.
Es que el Banco Central no sólo echará mano en las próximas
semanas a un segundo tramo del ´swap´ firmado con China, sino que
el acuerdo con los cerealeros para que liquiden unos 5.000
millones de dólares hasta fin de año seguirá engrosando las
reservas hasta concluir el año en unos 30.000 millones.
Si a eso se suma que la presidenta habría dado el visto bueno
para que a partir de enero próximo se intente una "solución
definitiva" por la deuda en default, el equipo económico observa
un escenario tranquilo para el 2015.
"No será para tirar manteca al techo, pero el gobierno no
tendrá problemas en encarar una transición ordenada", dijo un
banquero de primera línea que suele tener diálogo con la primera
línea del equipo económico.
En el sistema financiero huelen un "negocio", en especial a
partir de los bonos ideados por Kicillof para hacerse de dólares.
Igual, los grandes grupos empresariales ya están haciendo
cuentas de cara a las presidenciales del año próximo, y eso se
notó en el Coloquio de IDEA realizado en Mar del Plata.
Las grandes corporaciones se muestran desconfiadas del rumbo
adoptado por Kicillof y sus principales espadas.
Se quejan de la estrategia "intervencionista" de Kicillof y de
lo que consideran un "clima espanta inversiones" fogoneado desde
la Casa Rosada.
Ponen como ejemplo la amenaza presidencial de aplicarle la ley
de Abastecimiento a la imprenta norteamericana Donnelley, el
retiro de la CUIT a Procter & Gamble que obligó a esa compañía a
frenar sus operaciones, y el anuncio del jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich, de que se investiga a multinacionales norteamericanas
como General Electric.
"Si así es como van a atraer inversiones, olvídense", es el
discurso que baja de sectores de la UIA cercanos a Sergio Massa.
En el gobierno dicen que lejos de frenar la ofensiva contra la
especulación financiera van a profundizarla.
Ponen como ejemplo el "éxito" de la estrategia de Vanoli para
poner en caja al blue.
Y plantean una hipótesis contundente: "Estados Unidos dejó
hacer al capital financiero y en el 2008 tuvieron un Lehman
Brothers. No esperen ingenuidad de nuestra parte, seremos
inflexibles, porque si no actuás así, te llevan puestos", graficó
un funcionario que por estas horas se ubica en la cresta de la ola
y luce con orgullo su militancia ultrakirchnerista.