Editorial

Vaivenes de la in-seguridad

Una ambigua sensación, mezcla de fastidio, impotencia e incluso angustia, se percibe entre los rafaelinos ante la persistencia de la problemática de la inseguridad. A pesar de los reclamos reiterados de los vecinos a través de las redes sociales, medios de comunicación y oficinas públicas, no se advierten que las estrategias -en caso de que las hubiere-para prevenir o reducir el delito arrojen los resultados deseados. 

Así las cosas, la inseguridad parece canalizarse a través de dos planos. El primero es donde se registran los hechos: en la casa del vecino, el local del comerciante o en la calle cuando una persona sufre la acción de los motochorros. El uso de armas de fuego o bien de cuchillos para la comisión de delitos reflejan la disposición de los delincuentes a utilizar la violencia para lograr sus objetivos. El segundo de los planos es más bien simbólico, donde funcionarios -que perciben sus haberes de los impuestos que pagan los contribuyentes- de distintos poderes o niveles de Estado se entreveran en discusiones estériles que poco suman a la seguridad ciudadana. 

En este contexto se instala las discusiones públicas entre representantes del Gobierno provincial y de la Municipalidad. La semana pasada, el ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, visitó Rafaela casi sorpresivamente para participar en la sede de la Fiscalía Regional de una reunión habitual de una mesa territorial por la seguridad. En declaraciones a la prensa señaló que cerca de 500 policías trabajan solo para Rafaela, por tanto detalló que cada turno cuenta con 120 agentes y que por lo tanto la inseguridad no es un problema de cantidad de efectivos. Además, aclaró que entre 12 y 16 patrulleros recorren permanentemente las calles de la ciudad. Con estas afirmaciones buscó relativizar los planteos habituales que le llegan desde el Municipio rafaelino, que reclaman el envío a la ciudad de 150 nuevos policías y que los vehículos de la fuerza no hace recorridas por falta de combustible. 

Asimismo, Pullaro sostuvo en su última visita que en Rafaela se observa cierta estabilidad en el índice de robo y hurtos calificados aunque admitió que el mismo es elevado, aunque descartó que se evidencien picos de delitos. Sin embargo, no mostró ni una estadística oficial, apenas hizo referencia a que los niveles de inseguridad se mantienen estables, aunque altos. Poca seriedad por parte del ministro que por momentos no se esfuerza ni un poquito por disimular una soberbia que no tiene donde respaldar, al menos en los resultados de su gestión. 

Por último, el ministro al que le cuesta hacer autocrítica cargó directamente contra la política social del gobierno local por entender que no llega a las familias que tienen relación con el delito. Por eso pidió que es necesario cambiar el "abordaje social" que realiza en el territorio el Municipio. 

La controversia no tardó en germinar después de las desafiantes manifestaciones del ministro. El secretario de Seguridad del Municipio, Delvis Bodoira, que había participado de la reunión con Pullaro y fiscales, no anduvo con vueltas y pidió que de un paso al costado, que es lo mismo que pedir su renuncia ante el fracaso de las políticas para dar seguridad a los ciudadanos de Rafaela. 

Todo esto en el plano simbólico, pero en la dimensión real ambos funcionarios parecen tener la razón. Por un lado, un ladrón armado con una cuchilla roba en dos farmacias entre miércoles y jueves. Y otro delincuente con el uso de un arma de fuego comete un robo en una estación de servicio. Son apenas dos muestras, de tantas otras, que le dan la razón a Bodoira. Por el otro lado, que cuatro chicos de edad de escuela primaria se exhiban con una faca a las 15:30 horas de un día de semana a una cuadra de la Jefatura y que otro chico de tan solo 11 años sustraiga una notebook de un negocio de bulevar Santa Fe al 400 -también a una cuadra de la sede policial- revela las deficiencias de la política social del Municipio en el territorio. Punto para Pullaro.  

Entre el Municipio y la Provincia, entre la falta de decisión para trabajar juntos contra la inseguridad, están los vecinos y contribuyentes que pagan sus impuestos a cambio de casi nada en materia de gestión de la seguridad. 

De todos modos, no son los únicos actores. Pullaro está al frente de la Policía de la Provincia de Santa Fe. Hace meses se instaló en Rafaela una Delegación de la Policía Federal. Una sombra. Parece que nunca habría llegado. Hace años fue inaugurado en la ciudad un Juzgado federal y una Fiscalía federal. Todos muy bien rentados. ¿Alguien recuerda los nombres del juez o del fiscal? ¿Por qué tan pocos operativos contra el narcotráfico si no pocos vecinos saben dónde se venden drogas o dónde funcionan los quioscos? ¿Y Gendarmería Nacional? 

Los vecinos de Rafaela aportaron fondos para pagar el lugar donde descansan los gendarmes. También para la sede de la Federal. ¿Cuál es la contraprestación? 







 

Autor: REDACCION

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