Por primera vez en décadas, el presidente de Cuba no será un miembro histórico de la revolución de 1959, no vestirá el uniforme verde olivo ni será el líder del gobernante PCC, único autorizado a existir en la isla. Pero Díaz-Canel podrá suplir esas carencias con el apoyo de Raúl Castro, quien mantendrá el liderazgo del PCC hasta 2021. Desde allí puede asegurar el apoyo de la vieja guardia, percibida en su mayoría como reacia a los cambios.