Carta de Lectores

Una sociedad que huele a muerte

Sr. Director: 


Mientras nos debatimos entre el verde y el celeste, la muerte avasalla en las calles. El debate es saludable siempre que se haga con rigor y con responsabilidad, aportando toda la información disponible, con una amplia mirada en el contexto, con el firme propósito de mejorar el ejercicio de los derechos en que vivimos, y no solo desde opiniones que se desprenden de una visión parcial y sesgada centrada en ideologías personales en favor de una mirada cultural, religiosa y/o política.

El derecho a la vida no solo protege a las personas de la muerte, sino de toda forma de maltrato o violencia que la haga indigna. Hoy, sin embargo, ancianos, jóvenes, adultos y niños ven amenazados sus derechos a la dignidad e incluso que se atenta contra sus vidas desde discursos perversos que justifican la imposibilidad del acceso a la salud, a un plato de comida, a una vivienda, y en el peor de los casos, que aprueban andar armados, la justicia por mano propia o el gatillo fácil.

La vida es un derecho, defenderla una obligación. A pesar de ello, en la era de la indiferencia si la vida estorba se la arranca. Por ello, parafraseando al Papa Francisco en algunos conceptos que aparecen en la encíclica Laudato si, es incoherente que quienes defendemos la vida permanezcamos indiferentes ante aquello que atenta contra la dignidad de todas las personas, avalemos por omisión la de unos y la muerte de otros.

Es tiempo de obrar por grandes principios, pensando en el bien común a largo plazo.


Daniel Góngora

Prof. de Lengua y Literatura

DNI 16.490.004


 

Autor: REDACCION

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