Al aumentar los conflictos en distintas regiones del mundo, también se incrementan los riesgos para los periodistas que se encargan de realizar en primer plano la cobertura de lo que sucede en las zonas más calientes del planeta. En este marco se inscribe el informe anual del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), en el que se destaca que los asesinatos de
periodistas extranjeros perpetrados por el grupo Estado Islámico
contribuyeron a convertir 2014, con 60 muertos confirmados, en uno
de los años más mortales para esta profesión.
En el documento publicado el último martes en Nueva York, se afirma que al menos 60 periodistas murieron en el ejercicio de su
profesión en este año, al mismo tiempo que todavía
sigue investigando la muerte de otros 18 reporteros, para
determinar si la muerte está vinculada con su trabajo.
El CPJ señala que Paraguay registró la muerte de tres
periodistas en el ejercicio de su profesión y México dos, al igual
que Brasil. Al respecto, subrayó que los periodistas occidentales representaban
una "proporción inusualmente elevada" entre los que perdieron la vida a lo largo de este año cumpliendo con su profesión.
Asimismo, la entidad reveló que, en total, una cuarta parte de los periodistas asesinados en
2014 eran corresponsales extranjeros, es decir, el doble que en
años anteriores. En este sentido, en 2013, 70 periodistas perdieron la vida, de los cuales un 9%
occidentales, recordó el informe.
Entre las víctimas de 2014, figuran especialmente los
periodistas estadounidenses James Foley y Steve Sotloff, cuyas sangrientas decapitaciones efectuadas con cuchillos filmó y difundió en internet el grupo yihadista
Estado Islámico (EI).
La fotógrafa alemana Anja Niedrighaus murió en abril a manos de
un policía cuando cubría las elecciones en Afganistán para la
agencia de prensa Associated Press.
Y seis periodistas extranjeros forman parte de los cinco
reporteros y dos empleados de prensa asesinados en Ucrania este
año. Desde 2001, la CPJ no registraba la muerte de periodistas en
este país.
Sin embargo, la "abrumadora mayoría" de los periodistas, cuya
vida está en peligro por ejercer su trabajo, continúan siendo los
miembros de la prensa local.
El comité citó especialmente el ejemplo de Siria, que presenta
el balance más mortal para la prensa por tercer año consecutivo
con 17 muertos en 2014. Y una veintena de informadores
continuarían como rehenes en manos del EI, en su mayoría locales.
Desde el inicio de la sangrienta guerra civil en Siria en 2011,
79 periodistas perdieron la vida en este país, que superó a
Filipinas en la clasificación de países más peligrosos para los
miembros de prensa establecida por el CPJ desde 1992.
Según esta organización, más de la mitad de los reporteros
asesinados en 2014 se produjo en Oriente Medio en tanto que un 38% de estos lo
hicieron en zonas de combate o en tiroteos.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Gustavo Mohme, director de La República de Lima, Perú, dijo en un mensaje de fin de año que "este fue un año sombrío para la prensa" al hacer foco principalmente en lo que sucedió en el continente americano. "Diecinueve periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados en Brasil, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Paraguay y Perú", sostuvo. "Estos asesinatos ponen de manifiesto la falta de seguridad y los altos niveles de riesgo que enfrentan los periodistas de los países especialmente, donde las comunidades están más expuestas a los corruptos y al crimen organizado", agregó.
Según Mohme, es "la debilidad de las instituciones democráticas, en especial de la Justicia y los órganos de seguridad, lo que incrementa los niveles de inseguridad pública y degenerar en métodos de censura física, legal o judicial que terminan afectando el libre flujo informativo y el derecho de los ciudadanos a saber".
La SIP, una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas que está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental y tiene sede en Miami, ratificó que "la exigencia de justicia por los delitos cometidos contra la prensa, es y continuará siendo nuestra prioridad".
En la Argentina de estos días, preocupa las tensiones constantes entre un sector del periodismo y el gobierno nacional. Las investigaciones de la Justicia y de la prensa sobre supuestos hechos de corrupción que salpican a funcionarios del núcleo duro del poder, incluso al vicepresidente Amado Boudou, genera reacciones hasta de la propia Presidenta Cristina Fernández de Kirchner con declaraciones muy fuertes contra la prensa.
Así, se recrea un escenario complicado en el que se mezclan denuncias periodísticas y judiciales que afectan al Gobierno, que ofrece respuestas a través de sus sistema medios oficiales y privados cautivos, enrareciendo por momentos la tarea periodística en el país, algo que no deja de inquietar.