Nadie desconoce la importancia de un plan de créditos hipotecarios subsidiados en un país en el que llegar a la casa propia es cada vez más difícil. Desde esta perspectiva, la implementación del Programa de Crédito Argentino Bicentenario (Procrear) resulta un ejemplo de política proactiva que apunta a dar respuesta, aunque insuficiente, a una demanda social a la vez que por el efecto multiplicador de la construcción genera un impacto positivo en la actividad económica.
Pero detrás de las luces hay sombras. ¿Es saludable que el financiamiento de los préstamos para vivienda se realicen a través de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), el organismo que debería pagarle mejor a los jubilados argentinos, especialmente a quienes reciben una mínima que los obliga a ser administradores de la escasez?
Como la inflación no sólo se ha mantenido como un problema económico central en los últimos años sino que se ha profundizado, un análisis efectuado tiempo atrás por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) no ha perdido vigencia. Palabras más, palabras menos, el programa ofrece préstamos subsidiados para la construcción, compra y refacción de vivienda que se financian con ahorros previsionales de la ANSES. La operatoria es simple: los interesados deben inscribirse para acceder a un sorteo administrado por la Lotería Nacional, luego los ganadores quedan habilitados para solicitar un turno en el Banco Hipotecario a fin de tramitar el préstamo. Finalmente, la entidad financiera es la que toma la decisión final en base a ingresos y antecedentes de las familias sorteadas.
Más allá de los montos de créditos otorgados a un plazo que en promedio está por encima de los 20 años, Idesa estimó que si la tasa de inflación en la Argentina sería un promedio del 15% anual las familias beneficiarias del Procrear devolverán sólo el 77% del valor real del préstamo. Pero con una tasa de inflación del 25% promedio anual -como la que admitió el Gobierno para el 2014- el recupero se reduce al 50%. Peor aún, con una tasa de inflación del 35% promedio anual -algo inferior al 38,4% calculada por las consultoras privadas para el año pasado- las familias terminarán devolviendo apenas el 37% del valor real del préstamo.
"Este ejercicio de simulación, si bien aproximado, permite ilustrar cómo actúa la inflación sobre el recupero de los préstamos otorgados con el Procrear. Si la inflación se mantiene en el futuro en los niveles actuales, por cada $ 2 que la ANSES destina al financiamiento del programa el sistema previsional sólo recuperará $ 1. En otras palabras, para lograr que la cuota del crédito sea accesible se le impone a la ANSES una operación financiera muy ruinosa. Prueba de ello es que, aún bajo escenarios de reducción de la inflación, con el paso del tiempo el valor de la cuota también se desvaloriza, erosionando la sustentabilidad del sistema previsional", afirma.
Otra variable de análisis que aportó Idesa para comprender la necesidad de impulsar políticas proactivas para facilitar el acceso al suelo y la vivienda es que según el Censo 2010, en Argentina 1 de cada 4 familias no tiene vivienda propia. Estas estadísticas se ajustan perfectamente a lo que sucede en Rafaela, donde el 74 por ciento de las familias es propietaria de su vivienda y el 26 por ciento no, según los datos del Relevamiento Socioeconómico del 2015 efectuado por el Instituto de Capacitación y Estudios para el Desarrollo Local. De ahí los esfuerzos del Municipio para facilitar el acceso a la tierra mediante el Instituto Municipal de la Vivienda o en forma conjunta con la Provincia para urbanizar más de 1.500 lotes en el noreste de la ciudad, además de donar el predio donde se construyen 132 departamentos con recursos de Procrear.
El viernes, cuando se realizó un nuevo sorteo en Mar del Plata, Diego Bossio, titular de ANSES, dijo que en el país "hay un millón de familias
que tienen la expectativa de tener su vivienda. De ese millón de
familias hay más de 150 mil que ya tienen su vivienda en marcha.
Más de 72 mil familias que han terminado su vivienda". El funcionario agregó que "de las 72 mil familias que ya
están pagando sus cuotas porque, efectivamente, han terminado su
casa, hay sólo 31 morosos. ¿Esto qué significa? Que las familias
argentinas, cuando tienen su casa, tienen un crédito acorde,
cuando pueden pagar y tienen trabajo, cumplen como corresponde y
hacen honor al compromiso que asumieron de tener un crédito
hipotecario". Este es el costado positivo.
El negativo es, como sostiene Idesa, que "el beneficio que disfrutan las familias elegidas en el sorteo es equivalente al perjuicio que sufren los actuales y futuros jubilados por la desvalorización de los ahorros previsionales". Se infiere, entonces, que no es el Estado nacional el que otorga el préstamo subsidiado sino sólo un mero mediador, pues el crédito lo conceden, involuntariamente, los propios jubilados.