Sociales

Una libélula con alas firmes

TAPA// Presentación de la nueva obra.


POR HUGO BORGNA


Se llama La libélula. Es la novela más reciente publicada por Stella Maris Meolans, quien habita nuestras calles y espacios cotidianos en la ciudad que nos conecta y permite conocer, apreciar las virtudes creativas de vecinos destacados. Transcurre la novela en 260 intensas páginas, habiendo alcanzado la difusión pública en el reciente agosto.

¿Por qué “Libélula”? ¿A qué aluden las metafóricamente nombradas “alas firmes”?

Para empezar hay que decir que “La libélula” es una novela inteligente en el modo de usar los recursos técnicos de la narrativa, como –principalmente- el tiempo y la acción, la que transcurre cronológicamente, alternando el tiempo presente con informativos racontos. Con diálogos poblados de carga comunicacional, descripciones justas y necesarias –como para permitir y estimular la imaginación de los lectores- y una sabia utilización de la afluencia de datos que permiten comprender el origen de las situaciones críticas que se presentan. Con todo eso y mediante un relato desde el exterior -en tercera persona y por el narrador omnisciente- logra que la información y la síntesis se alternen con oportunidad, y –literalmente- consigue atrapar a quienes han ingresado a las primeras páginas.

Es una obra donde el elemento sensible crea y alimenta personajes vivos muy activos, dispuestos a conseguir sus propósitos y, como se puede claramente prever, no quedarán pasivos o esperando el momento en que sus objetivos les lleguen como de regalo.

El ambiente es romántico en el sentido vivencial y también en lo que literariamente implica el movimiento literario: explosión de los sentimientos dentro de un ámbito que parece por momentos a punto de estallar cuando los intereses de los personajes se contraponen. Hay quienes se fingen buenos pero tienen objetivos egoístas, los hay fundamentalmente solidarios y también los de buena intención, estos son los puestos a prueba dentro de una soledad obligada.

En todo este interesante mosaico aparecen muy logradas frases (“…experimentaban las situaciones y emociones que los subían a tres metros sobre el cielo y luego debían poner los pies en la tierra”, “…un lugar de lo imaginario en que es lógico que ocurran muchas cosas, los juegos y los dramas e incluso el fin del mundo”, “mañana muy fría (…) lluvia intensa. Gotas feroces caían sobre el limpiaparabrisas, como ángeles que se suicidan”).

Se ubica la acción principalmente en lugares determinados bien identificables y en un tiempo referido explícitamente, de fuertes conflictos políticos. Ellos cumplen el requisito de referenciar la intensidad máxima del ámbito sentimental, ya de por sí intensa, de los personajes. El choque de los conflictos sociales se expresa claramente y acompaña a la colisión de sentimientos e intenciones de los personajes.

Anteriormente la autora había publicado las novelas “Reflexión” (2013) y “Buceando en el ocio” (2016), donde plantea, como en la presente, la necesidad de justificación del hecho de estar vivos y del ejercicio de la libertad, dando apoyo al ideal romántico proclamado como movimiento literario y como modo de vida. “La libélula”, de Stella Maris Meolans, es una demostración cabal del derecho a expresarse, exponerse, y a ser escuchados.

Por lo demás merece, además de ser leída, que los lectores se jueguen en la crítica o al apoyo a los protagonistas de la novela. Cualquiera diría que existen “solo” en papel, pero son tan reales y tangibles como los protagonistas de la vida diaria y que, como libélulas atemporales, ponen a prueba cotidianamente sus alas.




Autor: REDACCION

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