Editorial

Una cumbre positiva

B/N: Las dos medidas más significativas acordadas en Cancún son la creación de un fondo para que los países más afectados por el cambio climático puedan luchar contra sus consecuencias, y el compromiso de prolongar la vigencia del protocolo de Kyoto.

Luego de casi dos semanas de intensas negociaciones, días pasados finalizó en Cancún, México, la XVI Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático. Convocada por las Naciones Unidas, y con la asistencia de representantes de 193 países, el encuentro ha dejado en suspenso algunas dudas sobre la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, claramente ha marcado una inflexión en el relanzamiento de una nueva sensibilidad que redundará en beneficio de nuestro planeta.
Durante el desarrollo de la Cumbre, cientos de organizaciones y más de medio millón de personas han exigido en las calles medidas urgentes para luchar contra el cambio climático. Y, por una ocasión, da la sensación de que sus reclamos no han caído en saco roto, dado que el encuentro culminó con un acuerdo consensuado de medidas concretas.
Si bien es habitual que en este tipo de reuniones se logren consensos, suele ocurrir que los mismos no terminan decantando en ninguna acción real que permita contrarrestar el fuerte deterioro al que está siendo sometida la Tierra. No obstante, esta Cumbre puede llegar a ser la excepción que confirma la regla.
Las dos medidas más significativas acordadas en Cancún son la creación de un fondo para que los países más afectados por el cambio climático puedan luchar contra sus consecuencias, y el compromiso de prolongar la vigencia del protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y jurídicamente vinculante, que restringe las emisiones de gases de efecto invernadero en 37 países industrializados.
Con respecto al protocolo de Kyoto, la máxima novedad quizás no resida en su prórroga, sino en que la misma fue aprobada por Estados Unidos, que siempre se había negado a adherirse al mismo, por Japón, que se negaba a su continuidad, y por China, que lo firma por primera vez.
En cuanto a la restante medida de relevancia, se trata de la creación de un Fondo Verde de Naciones Unidas, transparente, accesible y directo, así como la puesta en marcha de fuentes de financiación para el año 2013 por un valor mínimo de 100.000 millones de dólares anuales. Este fondo facilitará a las naciones empobrecidas a enfrentarse mejor al cambio climático.
Pero además, esa cifra deberá aumentar para el 2020 hasta los 200.000 millones de dólares anuales (100.000 para adaptación y 100.000 para mitigación). Todos estos importes habrán de ser adicionales a los compromisos de ayuda al desarrollo, provenientes de fondos públicos mayoritariamente y de donaciones (100% en ayudas a la adaptación y al menos dos tercios de las ayudas para mitigación).
Por fuera del marco de la Cumbre, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los gobiernos de Dinamarca y Alemania anunciaron una vía rápida de financiamiento para las comunidades de montaña vulnerables al cambio climático y para el desarrollo de estrategias que reduzcan las emisiones de carbono. Los proyectos piloto encaminados a estos objetivos tendrán lugar en Uganda, Nepal y Perú,y contarán con fondos por más de 13 millones de dólares.
Por último, la ONU reafirmó su compromiso en promover un enfoque integral del desarrollo, que sea sostenible y perdurable, a través de una transición justa en la que el progreso social, la protección del medio ambiente y las necesidades económicas se integren en un marco de gobernanza democrática, donde los derechos humanos y los trabajadores sean respetados y se alcance la igualdad de género.
Cabe resaltar que al inicio de las conversaciones las expectativas eran tan bajas que el acuerdo final ha supuesto una buena noticia. De todos modos han quedado temas pendientes, como identificar las fuentes de financiación para el fondo climático. También se ha perdido la oportunidad de establecer gravámenes sobre la aviación internacional y el transporte marítimo, que podrían haber sido nuevos recursos para luchar contra el cambio climático en los países pobres.
La próxima cita climática será el año próximo en la sudafricana ciudad de Durban. Allí se espera que surja un pacto global que sustituya al actual Protocolo de Kyoto. Si finalmente se logra ese acuerdo, habrá que recordar la reciente Cumbre de Cancún, que es donde se ha vuelto a encarrilar el proceso para conseguir un acuerdo global sobre cambio climático.

Autor: firma 1

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