Editorial

Una cuestión de (mala) imagen

A nadie sorprende que los argentinos tengamos, lamentablemente, una pobre percepción de instituciones básicas de la democracia. Mientras el sistema político en general y los distintos gobiernos en particular no brinden soluciones a largo plazo para mejorar la calidad de vida de todas las personas, los ciudadanos harán responsables de las sucesivas crisis a funcionarios, legisladores y jueces, los representantes de cada uno de los poderes de una República. 

Un nuevo estudio deja en evidencia esta escasa popularidad que ostentan los congresistas y los magistrados ante la sociedad. En uno de los años que puede convertirse en el menos productivo en el Congreso desde el retorno a la democracia, a causa de la extendida campaña electoral y la falta de acuerdos para sesionar, se conoció una encuesta que revela un alto nivel de insatisfacción de los argentinos en torno al Parlamento, cuya mala imagen solo es superada, según el sondeo, por la Corte Suprema de Justicia según publicó la revista Parlamentario a partir de un relevamiento realizado por la Universidad de San Andrés. 

¿Cuáles son las principales conclusiones de este sondeo? Que alrededor del 70% de los encuestados no está satisfecho con el desempeño del Congreso mientras que entre el 16% y el 17% está satisfecho en mayor o menor grado. Los resultados de la encuesta no ofrecen diferencias entre las cámaras: en el caso de Diputados, hay un 41% de encuestados “muy insatisfechos”, un 32% “insatisfechos”, un 14% “satisfechos” y apenas un 2% “muy satisfechos”, mientras que un 12% respondió que “no sabe”. En tanto, en el Senado, hay un 40% de encuestados “muy insatisfechos”, un 30% “insatisfechos”, un 15% “satisfechos” y apenas un 2% “muy satisfechos”, además de un 13% que “no sabe”.

Sin embargo, de las instituciones evaluadas, la Corte Suprema de Justicia es la que acumula mayor nivel de insatisfacción puesto que un 50% se expresó “muy insatisfecho” y un 27%, “insatisfecho”, mientras que la satisfacción también alcanza solo el 12%, afirma el relevamiento. 

En cuanto al desempeño del Poder Ejecutivo, en este caso se detectó un 63% acumulado de insatisfacción y un 26% de satisfacción. Estos resultados fueron obtenidos a través de 1.008 entrevistas realizadas entre el 1 y el 10 de octubre de 2019 a personas de entre 16 y 64 años conectadas a Internet, residentes en todo el país, vía el panel online de Netquest.

Sobre la "productividad" legislativa, en lo que va del año, la Cámara de Diputados realizó apenas seis sesiones, cuatro de ellas especiales, una ordinaria y una informativa, mientras que el Senado realizó tan sólo siete sumando tres especiales, tres ordinarias y una informativa. En diez meses y pico que ya han transcurrido de este año, se sancionaron en total 33 leyes, lo que refleja la baja disposición al esfuerzo y cultura del trabajo que demuestran los legisladores nacionales de todas las provincias y todos los partidos políticos, que a propósito son de los mejores pagos de acuerdo a las escalas salariales vigentes. En gran medida, el concepto "eficiencia" es un perfecto desconocido en el Congreso de la Nación, lo que explica también la pésima imagen de cada uno de los senadores y diputados nacionales, sean más conocidos o no tanto. 

En el caso de la provincia de Santa Fe, cuenta con 19 diputados nacionales y 3 senadores nacionales. No abundan informes de gestión de cada uno de los 22 legisladores santafesinos con un escaño en el Congreso ni la sociedad tampoco lo reclama ya que se resigna a esta situación que genera un poco de impotencia pero quizás más bronca e indignación. A todo esto, no hay que olvidar que los 72 senadores nacionales y los 257 diputados nacionales son servidores públicos o algo así como empleados de los contribuyentes, que con sus impuestos pagan las generosas dietas. Porque a veces parece que se excede en el respeto que se brinda a los legisladores cuando en realidad también son empleados públicos, aunque muy bien rentados. 

El reconocido economista Roberto Cachanovsky suele ocuparse con tono crítico del costo que insume mantener operativo el Congreso de la Nación no solo a partir del pago de las salarios a diputados y senadores sino de una enorme cantidad de personal que en muchos casos no tiene función específica alguna. En sus informes comparativos, destaca que el costo por legislador es muy superior en Argentina que en España, un país que cuenta con mayores recursos. Y con cierta ironía aclara que evita comparar al Congreso argentino con el de Suecia donde cada legislador se cocina, se lava su propia ropa y vive en un departamento mínimo para no despilfarrar el dinero de los contribuyentes al que se le intenta dar un destino más productivo y que vuelva en obras y servicios. 

Si en la Argentina la imagen de jueces y legisladores es mala, no hace falta abundar en explicaciones porque está a la vista. 





Autor: REDACCION

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