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Un tal Jacobo Urso

POR PEPE MARQUÍNEZ
Había nacido en Mercedes, Provincia de Buenos Aires el 17 de abril 1899, de padre italiano (Jacobo) y madre argentina (Rosa Florio). Tenía 11 hermanos: Ángela, Clementina, Eduardo, Domingo, Juana, Aquiles, Antonio, Alfredo, Anselmo, Catalina y Vicente.
De Mercedes a Caballito sin escalas. En el barrio comenzó su romance con la pelota, hasta que lo atrapó un club de un barrio confinante: San Lorenzo de Almagro (originariamente llamado Los Forzosos de Almagro).
Se inició jugando en sexta división luego en tercera y el 7 de mayo de 1916 debutó en primera. El predio estaba ubicado en Avenida La Plata al 1700, el mismo lugar en el que en 1929 se erigió el Gasómetro, apelativo que fue impuesto por el diario Crítica. En la ocasión “Los Gauchos de Boedo” vencieron al poderoso Estudiantes de La Plata por 2 a 1.
Urso fue el primer jugador de la institución en ser convocado para integrar el seleccionado nacional y de hecho lo hizo como titular ante Uruguay (Copa Newton) y Chile. Por aquel entonces el combinado se llamaba Seleccionado Asociación Amateur.
Su posición en la cancha, era, como se decía en aquella época half izquierdo y jugó en San Lorenzo 107 partidos marcando 6 goles.
El principio del fin ocurrió aquel fatídico 30 de julio de 1922 (pronto 100 años); San Lorenzo era visitante de Estudiantes de Buenos Aires cuyo estadio estaba situado en Dorrego y Figueroa Alcorta frente al Tiro Federal. A la sazón el equipo de Boedo formó con: José Coll, Pedro Omar y Enrique Monti; Luis Monti, Alberto Coll y Urso; Carricaberry, Lindolfo Acosta, Felipe Galindez, Alfredo Larmeu y Gianella. A los 10 minutos del segundo tiempo en una jugada riesgosa, nuestro personaje es abroquelado por dos jugadores adversarios: el alemán Van Kammena de corpulento y fuerte y Cómolli. Urso quedó tendido en el césped en lo que fue un choque brutal.
Contrariamente a lo aconsejado por el entrenador, Urso pide continuar con el juego (recién a partir de 1968 la FIFA estableció el reemplazo de jugadores) a fin de no dejar a su equipo con un hombre menos, no obstante presentar un fuerte dolor en la zona del tórax y expectorar sangre.
Según se supo después tenía dos costillas fracturadas y como consecuencia perforado el riñón.
Terminado el match (como se decía) fue trasladado de urgencia al Sanatorio Ramos Mejía y luego de siete días de penurias falleció.
Claramente, tendría que haber abandonado el partido de inmediato luego de la lesión, empero su bravura, su aguerrido temperamento, su firmeza y su pasión por la divisa, hiciera que Urso siguiera en la contienda, a pesar de sus fuertes dolores.
En su internación, fue operado en dos oportunidades, siendo previsible el resultado dado los pocos recursos de la medicina de la época. Lo cierto es que, luego de una leve mejoría en su cuadro clínico, el héroe de Boedo cuando contaba tan solo 23 años a las 18:05 del 6 de agosto de 1922 abandonaba las canchas terrenas para ir a jugar al más allá su partido de fútbol.
El jugador fue homenajeado y el féretro pasado por ante la tribuna oficial de la entidad de Boedo. Al cortejo fúnebre lo acompañaron jugadores de la institución y los del Teplitzer Futssball Klub de Checoslovaquia quien casualmente se encontraba de gira por Sudamérica. El velatorio tuvo lugar en su domicilio particular de Beaucheff 811 y posteriormente sus despojos fueron trasladados al Cementerio del Oeste en lo que hoy constituye el Cementerio de la Chacarita. Se afirma que el cortejo fue acompañado por cinco mil personas.
Hoy el museo de San Lorenzo que cobija trofeos, casacas, botines que pertenecieron a jugadores del club lleva el nombre de Jacobo Urso un valiente deportista que dejó su vida en el campo de juego

Autor: REDACCION

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