En determinados ámbitos se instaló desde hace un tiempo a esta parte un concepto que viene a dar cuenta sobre aquello que debemos hacer pero que postergamos una y otra vez. Una tarea necesaria en el hogar, una orden en el trabajo, una consulta con el médico para atender un problema de salud al que subestimamos. Ese concepto es "procrastinar", que simplemente hace referencia a la acción de "aplazar una obligación o un trabajo".
Ahora bien, es altamente probable que la humanidad toda cometa el error de procrastinar las medidas tendientes a desacelerar el calentamiento global, una problemática que en algún momento pondrá en riesgo la vida de todas las especies en el planeta. Quizás sea el motivo de la extinción de todo ser viviente en un futuro no tan lejano. Las historias apocalípticas en formato de libro o película que encontramos en las estanterías de una librería o en el menú de una plataforma de cine anticipan con detalles lo que podría suceder sino actuamos ya mismo para corregir la situación, alarmante por cierto.
En este contexto, el calentamiento global es peor y más rápido de lo temido, señala el último informe de situación del panel de expertos vinculados a la ONU sobre el cambio climático, un lapidario informe que considera "inequívoco" que la humanidad "calentó la atmósfera, el océano y la tierra" hasta un punto que trae riesgos de desastres "sin precedentes". A menos de tres meses de la cumbre del clima COP26 en Glasgow, Reino Unido, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) responsabilizó al ser humano por estas alteraciones y advirtió que no hay otra opción que reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el documento, un total de 234 científicos de 195 países participantes coinciden en que, a menos que haya reducciones inmediatas y a gran escala en las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento a cerca de 1,5°C o incluso 2°C, ya no será posible. Los dos objetivos del Acuerdo de París firmado en 2015 son limitar el aumento del calentamiento global inducido por el hombre a un nivel muy inferior a 2℃, y "proseguir los esfuerzos" para limitar el calentamiento a 1,5℃.
El planeta ya alcanzó los +1,1 ºC y empieza a constatar sus consecuencias: fuegos que arrasan el oeste de Estados Unidos, Grecia o Turquía, diluvios que inundan Alemania o China, termómetros que rozan los 50 ºC en Canadá. El estudio agrega que que el incremento de la temperatura seguirá al menos hasta mediados de este siglo pase lo que pase y que a partir de 2050 las cosas pueden complicarse aún más.
Incluso limitando el calentamiento a +1,5 ºC, olas de calor, inundaciones y otros eventos extremos aumentarán de forma "sin precedentes" tanto en su magnitud, frecuencia, ubicación o momento del año en que ocurren, advierte el IPCC en este primer informe. La segunda parte, prevista para febrero de 2022, mostrará el impacto de estos cambios y cómo la vida en la Tierra se verá irremediablemente transformada en 30 años, incluso menos. La tercera parte abordará las soluciones posibles y se espera para marzo, pero el camino a seguir es -subraya el documento- impulsar la transición hacia una economía descarbonizada.
Por primera vez, el IPCC no descarta la llegada de "puntos de inflexión", eventos irreversibles poco probables pero de dramático impacto, como el deshielo del casquete glaciar de la Antártica o la muerte de la selva del Amazonas. El climatólogo Dave Reay consideró que este informe debería causar escalofríos a quien lo leyera pues muestra dónde estamos y adónde vamos con el cambio climático: hacia un hoyo que seguimos cavando.