Editorial

Un país enfermo

La Iglesia fue realmente contundente en sus declaraciones respecto a la actualidad nacional, calificando un documento de la Conferencia Episcopal Argentina difundido la semana anterior, que "la Argentina está enferma de una violencia cada vez más feroz y despiadada", destacando además que "los delitos no sólo aumentaron en cantidad, sino también en agresividad", para remarcar además que "la corrupción tanto pública como privada es un verdadero cáncer social", causante de "injusticia y muerte". En toda esta generación de violencia, con consecuencia que se encuentran a la vista de todos, remarcó como evidente la participación que tiene la droga.

Los conceptos fueron realmente duros para marcar la realidad que observa la Iglesia sobre todo el conjunto de la sociedad, como así también en cuanto a inseguridad, el negativo impacto del narcotráfico, el aumento de los delitos, el desvío de fondos provocado por la corrupción, el proceder de la justicia, el rol de los medios de comunicación, junto a la necesidad de diálogo que impone el momento para ir detrás de consensos que permitan formular "un compromiso por la verdad", solicitando "a todos involucrarse en primera persona".

La gente "vive con miedo al entrar o salir de su casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar", como consecuencia de las conductas violentas y al "descontrol de los delincuentes, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena". Se trata sin dudas de definiciones más que claras respecto a la violencia e inseguridad que se vive en la Argentina de este tiempo, donde las respuestas son escasas y muchas veces fuera de término.

En este documento titulado "Felices los que trabajan por la paz", elaborado durante la 107 asamblea plenaria que deliberó la semana anterior en Pilar, son puntillosamente detallados los escenarios que se encuentran  la pobreza, la desnutrición infantil, las personas durmiendo en las calles, el abandono del sistema educativo y las peleas entre los barrabravas "muchas veces ligados a dirigentes políticos y sociales". Pero además se puntualizan otros aspectos, siempre sobre el tema, como por ejemplo la dialéctica ejercida para alentar las divisiones y la agresividad, sosteniéndose que "para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley".

La estigmatización de los pobres es otro de los reclamos, ya que "ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias", exhortándose además  a "ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros".

Cuando se alude a la corrupción como "un cáncer social" se apela a la mención que en ese sentido hizo el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangeli Gaudium, mostrándose de tal manera un paralelo en ese sentido, ampliándose al sostener que "desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de educación, salud y transporte", delitos que "habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad".

En tal sentido la Iglesia consideró que "sólo si las leyes son justas y son respetadas y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad", continuando luego sosteniendo que "frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral".

Por cierto, el documento es un verdadero muestrario de la realidad de este tiempo, donde nadie queda exceptuado del rol incumplido que le corresponde, si que es pretendemos llegar a superar toda esta perspectiva de inmoralidad y corrupción.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web