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Un Maestro sin guardapolvo

FOTO ARCHIVO PRIVADO HM// CAMPEONES 1961// La 5ta división de Ferro. Arriba: Moscardo (E), Naconechney, Julio Funes, Echanis, Saluzzo, Walker, Elías Sánchez y Toriano (A); abajo: Vecchio, Chiavasa, Morales, Osvaldo Funes, Giraudo y Mansilla (M).


Por Edgardo Peretti


En esta temporada se cumplen sesenta años del primer título logrado por Héctor Moscardo como entrenador. Una época de romance del fútbol donde aún no existía el término de Director Técnico y que agregaba a la función de armar el equipo (sólo los once titulares pues no había suplentes ni, obviamente, cambios), recorrer los campitos y torneos de “baby” para ver jugadores, enseñarles, aconsejarlos y hacerlos sentir el fútbol como él mismo lo sentía: una pasión.

El hombre, quien nunca se fue del fútbol aún en sus más de ochenta años, se desempeñó como técnico desde aquel 1961 hasta 1990, en cuyo lapso dirigió 109 divisiones oficiales de la LRF, 39 en Ferro y 70 en 9 de Julio, logrando 38 campeonatos, 37 subcampeonatos y 16 terceros puestos. Cuando se alejó la raya de cal pasó a ser el gerente de la Liga, donde todavía cumple sus funciones, aunque a distancia, claro está.

Volviendo a ese equipo “Ferrocarrilero”, tenía en su equipo titular a Gustavo Nacochney, Julio Funes, Rubén Echanis, Roberto Saluzzo, Juan Carlos Walker, Elías Roberto Sánchez, Miguel Vecchio, Raúl Chiavassa, Rómulo Morales, Osvaldo Funes y Roberto Giraudo, participando también Víctor Perren, Rogelio Marcomino, Hugo Russo y Roque Cuffia. Ismael Toriano era el Aguatero y R. Mansilla, el Masajista.

El equipo jugó 18 partidos, terminó invicto con 60 goles a favor y 12 en contra, sin expulsados y consagrando goleador a Osvaldo Funes, con 21 conquistas. En esa época sólo existían en lo que se consideraba como Inferiores la Cuarta y Quinta División y en este torneo participaron Ben Hur, Quilmes, Atlético, Sportivo Norte, San José, Almagro, Peñarol, Moreno de Lehmann y 9 de Julio.

Merece destacarse que de la mano de Moscardo surgieron de la cantera de Ferro jugadores que llegaron a clubes grandes de la AFA como Deolindo Caffaratti (San Lorenzo). Angel Pablo Doro (San Lorenzo) y Juan Carlos Piccard, Juan Domingo Rocchia y Juan Carlos Chizzini, estos últimos a Racing Club.

Más allá de sus números, su trayectoria o sus logros deportivos (de los que posee un minucioso y completo archivo), Moscardo tiene un valor que pocos pueden exponer: los centenares (¿o miles?) de jugadores que pasaron por sus equipos lo quieren, lo idolatran, lo defienden y para muchos fue un verdadero padre. No es poco; es algo inmenso.

Como muestra he dejado un trabajo que firma un amigo de mi infancia, Carlos Bainotti, exjugador del “9” quien –entre otras cosas- dice (bajo el título de “Maestro sin títulos ni guardapolvo”): “…que el triunfo o la derrota transitoria no nos impida seguir o volver a empezar con el mismo ímpetu y la misma auto estima…son valores que rescato de sus enseñanzas, de su escuela, de su taller, de nuestro maestro sin guardapolvo…el talento sí, pero acompañado; y sobre todo por el esfuerzo continuo, determinación, perseverancia, solidaridad, para el logro del objetivo común, constancia y humildad para aceptar que todos los días empezamos algo nuevo. Sin dudas, Héctor Moscardo nos estaba preparando para la vida”.

Esto es un homenaje al agradecimiento y a la humildad, agrego.

Autor: REDACCION

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