SUPLEMENTO ESPECIAL

Un decreto esperado

Bastante tiempo antes de ser nombrada ciudad ya sucedían cosas en Rafaela que iban preparando el ambiente para que el pueblo deje de serlo y de ello se hacían eco significativas notas periodísticas de, por ejemplo, el diario “Santa Fe” de la capital provincial.

En el mes de septiembre de 1911 menciona el cronista de ese órgano que en Rafaela, mediante una suscripción popular organizada por el Jefe Político Mayor Coll, se reunieron 13.000 pesos entre comerciantes y vecinos para la compra de carros tanques a utilizar en el riego que exigían las polvorientas calles de la población. Dice el artículo que no se había hecho con anterioridad esta adquisición por falta de apoyo pero que ahora se esperaba que la Comisión de Fomento acepte, sepa usar y mantener lo que es un gran adelanto para un floreciente pueblo.

Otro artículo en octubre de 1911 cuenta que un grupo de jóvenes reunidos en un salón de la Sociedad Rural deja definitivamente organizada una Comisión de Trabajo Pro Ciudad. Se le adjudica tanta importancia a tal comisión que

-destaca la nota- se instala en ese local un aparato telegráfico para uso exclusivo de sus integrantes, socios de la Rural y la prensa.

Ya en noviembre de 1911 este comité Pro Rafaela Ciudad avisa mediante el diario santafesino que se está confeccionando la solicitud de censo que se habrá de presentar al señor interventor provincial don Ignacio Crespo. En diciembre de 1911 el periodista del diario capitalino opina que esta comisión de rafaelinos debería ir a Santa Fe a pedir la autorización oficial para levantar un censo que pueda servir de base sólida ante la Legislatura provincial. Aconseja recopilar datos de importancia comercial y de población para convertirlos en claras cifras y que sean ellas las que le permitan alcanzar la meta anhelada.

En abril de 1912 el cronista del diario “Santa Fe” comenta que los ciudadanos no se hacen por decreto. Que las poblaciones ricas, grandes, con comercio desarrollado y servicios edilicios bien atendidos son ciudades aunque no lo haya así discernido la autoridad. Que el Gobierno no puede tener dudas sobre el desarrollo alcanzado por Rafaela en los últimos tiempos y que, si las tuviera, con recordar el monto de sus contribuciones seguro quedarían disipadas.

En diciembre de 1912 el Gobierno aprueba el censo realizado por la Comisión de Fomento y que registraba la cantidad de 8.242 habitantes en el área Rafaela.

Allanadas que fueron todas las dificultades al fin el gobierno provincial accede a nombrar ciudad a Rafaela. El domingo 26 de enero de 1913 se puede leer entonces en la primera plana del diario “Santa Fe” palabras como que era el triunfo del trabajo y de la inteligencia. Que Rafaela, en el breve transcurso desde su creación, ha dado un ejemplo maravilloso de progresión hacia el camino del triunfo demostrando así el valor del trabajo, del brazo, la inteligencia y el valor humano.

El gobernador Manuel Menchaca había firmado por fin el decreto nombrando ciudad a Rafaela y a la vez designaba como honorable intendente municipal al ciudadano Manuel E. Giménez, un escribano de 49 años perteneciente a la logia masónica “La Antorcha”. Pero decreta también que los rafaelinos deberán inscribirse en el Registro Electoral con el objeto de proceder a su tiempo a la elección de los cinco hombres que habrían de constituir el Consejo Deliberante. Ese registro se abriría recién el 2 de marzo de 1913 y permanecería a disposición de los ciudadanos por dos meses. Mientras tanto se nombra para acompañar al Intendente una comisión administradora compuesta por los señores José M. Podio, Carlos Bonazzola, Martín Martinetti, Calesancio Stoffel y Eduardo Oliber, comisión que deberá estar en vigencia hasta la asunción de los concejales (cosa que recién sucedió el 10 de setiembre de 1913). Y por supuesto, el gobernador Menchaca decretó que el 26 de enero fuese feriado en la nueva ciudad para todas las oficinas públicas de la administración. Desde un principio (y ya pasaron 106 años) olvidaron incluir a la industria y el comercio en un festejo de nuestra ciudad.


Fuente: diario “Santa Fe”, hemeroteca de Paula Castañeda.

Autor: Orlando Pérez Manassero

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