Editorial

Un debate que sigue abierto

La efémeride da cuenta que un día como hoy pero del año 1492 el marino Cristóbal Colón que navegaba en busca de una nueva ruta comercial hacia las Indias finalmente encuentra una isla que formaba parte del actual territorio de las Bahamas, en el Caribe. Fue una bisagra en la historia que por mucho tiempo se denominó, sin cuestionamientos profundos más allá de la visión totalmente opuesta que presentaron los pueblos originarios, como el día en que Europa descubrió el nuevo mundo, luego llamado América. 

Como a la historia la suelen contar los que ganan, entonces la que aprendemos o aprendimos hasta hace un par de décadas en la escuela partía del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, una figura que con el tiempo recibió múltiples reconocimientos en todo el continente, con estatuas gigantes en distintas capitales sudamericanas, por ejemplo. Buenos Aires es una de las ciudades que cuenta con un monumento en su honor desde 1921 que había sido realizada por el escultor Arnoldo Zocchi y que permaneció a metros de la Casa Rosada hasta que fue reubicada, desde el año pasado, en un Paseo de la Costanera cerquita del Aeroparque "Jorge Newbery". 

El historiador argentino Felipe Pigna, explicó que "durante siglos el 'descubrimiento de América' remitió invariablemente a la llegada de Colón a estas tierras, y la repetición de tal denominación en miles de libros y manuales de todo tipo terminaría por naturalizar lo que en realidad significó literalmente el entierro de las culturas de los pueblos originarios".

En nuestras escuelas se conmemoraba hasta no hace muchos años el Día de la Raza, un feriado que recordaba aquel descubrimiento de Colón de lo que se presentó como un nuevo continente, que en realidad estaba desde hace miles de años. Que los europeos no lo supieran es otra cosa. Pigna afirma que se sigue hablando de 'Nuevo Mundo', aunque sólo fue nuevo en el sentido en que lo describe Germán Arciniegas cuando dijo que "todo, hasta el paisaje ha cambiado, los indios han conocido los caballos, hierro, pólvora, frailes, el idioma español, el nombre de Jesucristo, vidrio, cascabeles, horcas, carabelas, cerdos, gallinas, asnos, mulas, azúcar, vino, trigo, negros de África, gentes con barbas, zapatos, papel, letras. Los caciques se acabaron colgados en las horcas. Nació una ciudad de piedra. La isla es para los indios un nuevo mundo. Más nuevo para ellos que para los españoles". 

Con el paso de los años, dice Pigna, el discurso se fue modernizando y se adoptaron otros modos más sutiles de presentar la historia. "Así, se habla de 'expansión europea', 'encuentro de culturas' (dando la idea de un simposio entre conquistados y conquistadores) o, a lo sumo, 'choque de culturas' (asimilando algo tan complejo a un accidente automovilístico)", sostiene el historiador. Sin embargo, subraya, ninguno de esos eufemismos logra tapar uno de los mayores genocidios y etnocidios de la historia universal, sólo comparable al que, por esos mismos tiempos, comenzaban a aplicar en Africa aquellos nacientes Estados europeos que en el período que va desde fines del siglo XV y los finales del XVIII concretarían la consolidación del capitalismo, algo que hubiera sido imposible sin la explotación intensiva y salvaje de las colonias de América, Africa y Asia.

Por su parte, el antropólogo Fernando Pepe, quien además preside el Grupo Universitario en Investigación en Antropología Social, considera que "el 12 de octubre de 1492 comienza el genocidio de los pueblos originarios de nuestro continente" a la vez que aporta una fecha en la que se produce un giro brusco en la interpretación de la historia. Asegura en una columna de opinión que publicó agencia Télam que desde 1992 al conmemorarse los 500 años del proyecto genocida, se ha despertado un gran interés por los pueblos originarios, reivindicatorio de las culturas que los europeos intentaron destruir e invisibilizar, en aras de implementar el saqueo de nuestros recursos naturales, y también de los culturales no menos valiosos e importantes.

De hecho, el Día de la Raza quedó en un momento obsoleto y fue reemplazado hace 10 años por el concepto más inclusivo Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Desde una perspectiva más simplista y quizás pacifista, cada 12 de octubre presenta la oportunidad para que en nuestras ciudades se conmemore el encuentro de las culturas. Y se reinterprete el sentido con una referencia a lo que es la Argentina en tanto y en cuanto un país que creció a la luz de las olas inmigrantes de finales del siglo 19 y principios del 20.

Pero los pueblos originarios también tiene su propia lectura. Precisamente, desde la autonomía que reivindican y toman "de quienes nos precedieron en estas tierras", recuerdan cada 11 de octubre como el último día de libertad de los pueblos originarios a la vez que rechazan celebrar el saqueo, la violación y el asesinato que se puso en marcha un día como hoy de 1492. 




Autor: REDACCION

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