Suplemento Economía

Un corazón mentiroso

Como canta la Princesita, muchos tienen el corazón mentiroso. A continuación desarrollaremos cuatro mentiras que escuchamos en economía y que solo le hacen el juego a quienes se quieren beneficiar siendo los administradores de la libertad del Pueblo. De las muchas que nos dicen desarrollaremos las siguientes. Si se exporta, se desabastece el mercado interno; si importa, se atenta contra el trabajo argentino; si se reduce el Estado se genera desempleo. Falacias, vamos a explicar por qué.

Cuando exportamos productos, en lugar de pensar que hay menos mercadería en el mercado interno para consumir, debemos entender que estamos exportando desempleo. Si como se lee, estamos llevando trabajo argentino a otros países. Esto se produce porque, como consecuencia de aumentar el mercado para nuestro producto, tendremos más demanda de trabajo para producir el bien, ahora exportable. En nuestro país tendremos, más empleo, más riqueza y más consumo interno. Además el producto exportado aumentará su cantidad de producción, multiplicando empleo y riqueza en toda la economía que lo rodee, mientras dure el estímulo exportador y hasta que encuentre el nuevo equilibrio que en la cantidad demanda localmente más la exportada. Si por el contrario, ponemos trabas a la exportación para abastecer el mercado interno, desalentaremos la producción de dicho bien, generando los efectos contrarios a los descriptos.

Si se importa, se atenta contra el trabajo argentino, falacia. Nuestro país posee un mercado muy pequeño, si lo comparamos con el de algunos vecinos cercanos o ínfimo, si lo comparamos con el mundo. Cerrando la importación nos condenamos a ser aún más pequeños, ensimismados, poco competitivos y condenados a producir y consumir productos de menor calidad y más costosos, privándonos de los beneficios de las economías a escala. Lo que el país debe hacer es aumentar fuertemente sus cantidades exportables, anexándole todo el valor agregado posible y posteriormente, importar lo que no produzcamos al precio o calidad que los argentinos demanden. Seguramente si esto es sostenido en el tiempo, se producirá un bien de similares características y precios, teniendo como ventaja el menor flete para la puesta a disposición en nuestro territorio.

Si se reduce el tamaño del Estado, se genera desempleo. Mentira de condiciones épicas. Si hay una necesidad que el Estado está cubriendo y este deja de satisfacerla, aparecerá un privado a cubrir dicha necesidad. Es decir cambiaremos empleos públicos por privados. Y si alguien manifiesta que el privado contrata menos personal que el empleador público, le responderemos que eso solo es verdad en el caso que la prestación publica esté siendo improductiva. Es decir había un costo que estaba siendo sostenido, por el precio de la prestación, la tarifa o impuestos provenientes de otros rubros, con su consiguiente traslado de improductividad y desvíos en todos los mercados donde influyen. Recuerden que los servicios del Estado, nunca jamás son gratis, son pagados por los habitantes con sus impuestos o con las tarifas. El costo al menos será igual, o mayor, que el que tiene el privado al producir. A esto último agregamos que si por definición ideológica de quien gobierna, no desea achicar el tamaño del Estado, al menos debe hacerlo productivo. Se puede hacer una empresa pública productiva, siempre que compita en iguales condiciones con los privados locales o internacionales y debe llevar sus cuentas equilibradas como todos los actores del mercado económico. Además logrará empleados públicos más satisfechos y felices.

Nos dicen otras frases engañosas, que son razonables pero falaces, y que dejaremos para desarrollar en el futuro. La mentira está en el corazón de los mentirosos y busca el beneficio de quien quiere convertirse en administrador de la libertad de nuestra Nación.


@elcontadorB @GuilleBriggiler

#BuenaSaludFinanciera #HaciendoNuevoTodo

Autor: Guillermo Briggiler

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