Editorial

Un cambio de hábito

Históricamente se sostuvo que la carne argentina es una de las mejores de todo el planeta, fundamentalmente por la alimentación de los animales, tanto por la calidad y extensión de las praderas de nuestro territorio, como por el esfuerzo que realizan los productores a la hora de reforzar las dietas de los animales y mejorar su calidad.

En los primeros días de este nuevo año, desde el sector agropecuario fueron muy precisos con los datos aportados en relación con el consumo del producto que jerarquiza la mesa de los argentinos.

Es realmente significativo el informe, no solamente porque refleja un cambio de hábito en nuestras costumbres, sino porque también desmiente rotundamente una expresión del presidente Alberto Fernández.

El jefe de Estado había afirmado que "los argentinos pagan el mismo precio por el kilo de asado que un ciudadano chino o alemán", cuando la realidad es muy diferente.

Pero más preocupante todavía es la considerable baja en el consumo interno de carne vacuna, que el año pasado fue de 49,7 kilos por habitante, una cifra que logró transformarse en la menos de los últimos 100 años.

Es contundente la aseveración de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), ya que pone en evidencia la caída del poder adquisitivo de la población.

Obviamente, no es una cuestión que se manifestó de un año para el otro, sino que viene de arrastre, pero sí debe señalarse que la caída fue del 2,3% con relación a 2019.

Pero el dato más alarmante es el referido al promedio de consumo per cápita que se registró en el período comprendido entre los años 2007 y 2009, que en términos reales fue un 13,5% mayor que el de 2020, considerando los números correspondientes al segundo semestre en materia de faena y exportaciones.

Vale la pena consignar que el método utilizado por CICCRA para medir el consumo responde a una fórmula que estima la producción deducidas las exportaciones y divide por la población.

Ese sistema viene utilizándose desde la década del 20 del siglo pasado, sin haber sufrido ningún tipo de modificaciones, por lo que 100 años más tarde, permite establecer una tabla comparativa inobjetable.

Por supuesto que son varios los factores que inciden en este nivel de consumo de carne vacuna, que alcanzó su nivel más bajo en un siglo.

Por un lado, los efectos de la crisis económica y el menor poder adquisitivo de la población, como ya quedó expuesto. Y por el otro lado, el aumento en el consumo de las carnes alternativas, como pollo y cerdo.

Siempre tomando como referencia el informe de la entidad, la producción de carne vacuna aumentó un 1,3% interanual y cerró el 2020 con un total de 3,17 millones de toneladas res con hueso, donde el mercado interno habría absorbido 2,257 millones de toneladas, representando el 71,1% de la producción.

La retracción, en ese período, estuvo en el orden de las 31.000 toneladas res con hueso, siempre teniendo en cuenta lo señalado por CICCRA.

En el mismo balance se sostiene que en sintonía con el aumento que se registró entre noviembre y diciembre en el precio de la hacienda, los valores promedio de los principales cortes de carne vacuna tuvieron un notorio aumento, de un veinte por ciento intermensual y de un 78% interanual.

En medio de la pandemia, con la actividad declarada como esencial, la industria frigorífica, no obstante, presentó importantes resultados de faena, ascendiendo la misma a 14 millones de cabezas, representando un 0,6% de incremento en relación a 2019.

Los datos de CICCRA recordaron que si se tiene en cuenta la perspectiva de los últimos 41 años, el nivel de faena del año pasado se ubicó en el puesto nueve y superó en 8,3% al promedio de los meses de enero-diciembre de 1980 a 2019.

En lo que respecta a las exportaciones de carne vacuna, el relevamiento mostró que en los primeros 11 meses de 2020 se certificaron ventas al exterior por un total de 827.000 toneladas res con hueso, un 9,4% de aumento respecto del mismo período del año 2019.

En dicho resumen se menciona que de 7,5 kilogramos sobre 10 exportados, se enviaron a China, por lejos el mayor consumidor de nuestras carnes y de sus derivados.

También se expresa que en el mismo período la facturación alcanzó un total de 2.511,1 millones de dólares por las exportaciones de cortes vacunos, pero a raíz de los menores precios internacionales, hubo una merma en los ingresos, del 8,7 por ciento interanual.

El informe concluye señalando que "el crecimiento del volumen de exportación, sin embargo, fue más que compensado por la retracción del precio promedio, explicado por la disminución que implementaron los importadores chinos a partir de finales de 2019 y comienzos de 2020, que pasó de 5.409 a 4.430 dólares por tonelada.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web