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Un ángel te pide ayuda

CAMILO./ El ángel de esta historia.

Les voy a contar qué pasó con Camilo como si lo contara él mismo. Cuando mira, mira a los ojos y se hace entender. Yo entendí esto y se los cuento ahora. De cachorro Camilo fue lo suficientemente feliz como para crecer sano y vivaz. Primero la presencia cercana de su madre, desaparecida repentinamente en una camioneta azul con destino quién sabe adónde, o tal vez sí pero mejor no mencionarlo. Después un lugar donde un hombre le tiraba comida y allí Camilo casi consideró que había conseguido un hogar. Pero pasado un largo tiempo el hombre no apareció más y en cambio se estableció allí lo que Camilo consideró podía ser una cancha de fútbol porque en lugar de comida recibía patadas. Patadas y patadas por todos lados hasta que se dio cuenta que le dolía mucho el lomo y empezó a caminar por la calle pensando: soy un perro no una pelota. Y no volvió. Agobiado por el dolor y los años (ya había llegado a los 10), Camilo entró en el primer portón que vio abierto. Había un montón de autos, chapas, alambres, caños, y hombres yendo y trayendo y llevando esos objetos de aquí para allá. Por las conversaciones que escuchó se enteró que ese lugar era conocido como una chacarita. Y como nadie le dijo ni le hizo nada Camilo se echó a dormir en la cabina de una vieja camioneta. A partir de ese momento iba a comenzar la condena para Camilo. Bebía el agua que podía encontrar estancada en alguna zanja mezclada muchas veces con el pis de otros animales y también de animales pero humanos. ¿Comida…? Un poco de cartón, de vez en cuando un hueso todo pelado, un pedazo de pan duro tirado por quién sabe quién, y lo más rico, una paloma que alcanzaba a cazar quizás herida o enferma, que Camilo engullía con plumas y todo. Lo que sigue podríamos titularlo La Ayuda. Hace tres años, gente que respeta la vida en todas sus manifestaciones, que se conduele por el sufrimiento ajeno, y que pone en marcha toda una batería de recursos para ayudar, gente de la buena, lo descubrió en la chacarita y lo rescató. Como es de suponer nadie lo reclamó. El primer paso fue darle un baño y ver si tenía golpes, pero en manos del Médico Veterinario supieron que lo que en realidad tenía era botulismo. Emergencia en marcha los rescatistas lograron hacerle recuperar la buena salud. Y ahora necesita una cirugía. Para poder cubrir los gastos que esto ocasiona, que se achican por la buena voluntad del profesional que intenta hacerles ahorrar en lo posible, los rescatistas organizaron una venta de tortas. Apareció una familia que lo ama y lo ha adoptado al viejito Camilo y lo atiende mejor que en cualquier asilo, porque Camilo ahí no es un Interno, es el abuelo perro de la familia. Si están leyendo este SOS que escribo en nombre de este amigo, les aviso que las tortas a beneficio las pueden encargar hasta el martes 19 de septiembre en Belgrano 116 y al teléfono 424806, la contribución es de $ 70. En nombre de Camilo un anticipado gracias.

Como epílogo a esta historia de perra vida con un final feliz agrego que el nombre Camilo proviene del etrusco a través del latín Camillus, y significa "Aquel que es el mensajero de Dios". ¿Y si este anciano ángel lo fuera…?

Lo celebramos con una canción de Camilo Sesto que adapté para la ocasión:

“Amigo, has nacido libre,

tierno y salvaje entre el valor y el miedo.

Tú tienes mi amor,

si cuidarte es pecado quiero ser tu cuidador

No te vayas aún no te vayas aún.....

Esconde tu vergüenza y tu corazón,

y vístete de buena salud que aún no acabó la fiesta.

Amigo has nacido libre,

tierno y salvaje entre el valor y el miedo...”  


Teresita Tosco

Autor: Teresita Tosco

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