El dólar sigue estando barato, lo cual es reflejado por casi todos los factores que sirven para medirlo. Uno de ellos, el más preciso, es que en los últimos 12 meses la divisa estadounidense subió sólo 8% frente a una inflación de 35,6%, lo cual ha promovido -como venía sucediendo antes y desde hace varios años, incluso durante la vigencia del cepo- una sostenida corriente turística al exterior.
Durante 2016 7,1 millón de argentinos viajaron al exterior, siendo un 24% más que en 2015, lo cual es muy probable se incremente este año considerando lo sucedido en el primer trimestre. Es que la temporada de verano concluyó con estadísticas categóricas en tal sentido, habiendo tocado el gasto con tarjetas de crédito en moneda extranjera un récord histórico, acumulando esos gastos 773 millones de dólares, nada menos que un 50% más que en igual período del año anterior y el doble que hace dos años, lo cual deja bien en claro la multiplicación geométrica que vienen teniendo los dólares argentinos que emigran al extranjero.
La afluencia de argentinos hacia Chile, Uruguay y Brasil no tuvo precedentes, combinándose en los dos últimos casos la atracción de sus playas y lugares de turismo, en tanto en el primero las compras de toda clase de mercaderías, desde vestimentas, calzados hasta la más avanzada tecnología electrónica. El país cordillerano fue toda una sorpresa, pues consecuencia de ese ofrecimiento más accesible para las giras de compras, logró concentrar la presencia de 2,9 millones de argentinos más que en Brasil y Uruguay, algo que no ocurría desde hace 8 años.
Si las actuales condiciones cambiarias se mantienen, esta situación de ninguna manera podrá ser corregida, extendiéndose esta constante sangría de dólares al exterior, mientras por el contrario ocurre exactamente lo contrario con el turismo que proviene desde el extranjero, afianzándose cada vez más la tendencia de ser la Argentina un país caro.
Las estadísticas dan cuenta que entre diciembre, enero y febrero hubo casi 1,5 millón de cruces de argentinos a Chile, un 33% más que el año pasado y 116% veces más que en 2015, anticipándose que si no se dan cambios en el presente 2017 se podría llegar a 3,7 millones de visitantes. En tanto en Uruguay en diciembre y enero ingresaron 846 mil argentinos con 25% de crecimiento y suba del 52% en los gastos, lo cual se sumó al récord de 2016 alcanzándose un nivel de argentinos en Uruguay como no sucedía desde 1992.
La conjunción de la eliminación del cepo y el atraso cambiario fueron determinantes para este sostenido quehacer turístico argentino en el exterior, aunque, cabe dejarlo claro, esto venía también ocurriendo con anterioridad y durante muchos años. Nunca existió una verdadera decisión para llevar la divisa estadounidense al real valor que corresponde de acuerdo a lo que sucede con los demás países de la región sudamericana, por temor al impacto inflacionario, y las pocas veces que se intentó, no fue aprovechado debidamente.
Aunque los datos corresponden a una nota publicada en Clarín, y por lo tanto son de su propia obtención, existen además indicadores bastante claros y contundentes que avalan todo lo expresado, como ser -reiteramos- la abismal diferencia que hubo entre la suba del dólar frente a la escalada inflacionaria, pero también algunos datos del INDEC dando cuenta que los viajes hacia el exterior desde Aeroparque y Ezeizael año pasado marcaron un nuevo récord con 3,4 millones.
Otra comprobación muy cercana es la Semana Santa que comenzará el 14 del corriente, habiéndose producido una verdadera avalancha de reservas hacia las playas de Brasil y también para fugaces excursiones de compras a Chile, siendo los dos destinos más requeridos, dándose algo que no sucedía en otras ocasiones, siendo mayor la disponibilidad nacional que la internacional, pudiéndose también remarcar como curiosidad que las reservas se iniciaron muy anticipadamente, mucho más que otras veces, siendo los destinos internacionales más requeridos Santiago y Río de Janeiro, en tanto que a nivel local los pedidos están concentrados en Mendoza, Iguazú y Calafate.