Las vacaciones son un derecho de los trabajadores. Es algo que se expresa de manera permanente y que está relacionado con una necesidad de las personas, que en la medida de sus posibilidades, realizan todos los esfuerzos que están a su alcance para hacer realidad un deseo que está cada día más lejos de los bolsillos, particularmente de aquellos que ya se acostumbraron a estar "flacos" por una economía que no para de castigarlos.
Son cada vez menos los que tienen el privilegio de viajar al exterior, aunque el grupo selecto que pudo hacerlo con frecuencia, no ha variado esa saludable costumbre, al margen de la tremenda brecha entre nuestra moneda y cualquiera de las de otros destinos tradicionales que la gente elige para vacacionar.
La cotización del "dólar turista" golpeó muy fuerte no solo contra los intereses de los viajeros, sino también contra quienes son operadores turísticos, que se han manifestado en reiteradas oportunidades por la significativa merma que se dio en la venta de los clásicos paquetes internacionales.
En ese sentido, se siguen comercializando diferentes opciones, pero los que tienen la posibilidad de acceder a las mismas pasaron a formar parte de un grupo más reducido y los programas que se adquieren, en la mayoría de los casos, incluyen una menor cantidad de días en los lugares seleccionados.
En cambio, el turismo interno ha crecido. Es una consecuencia lógica de lo expresado anteriormente y está relacionado con la paridad cambiaria, aunque los servicios que se ofrecen, no siempre están a la altura de los presupuestos más acotados.
En ese sentido, en los últimos días se viralizaron a través de las redes sociales, denuncias que dan cuenta de abusos en las facturaciones de gastronomía, con precios que no están demasiado alejados, por ejemplo, de lo que se puede abonar en cualquier lugar "top" del extranjero.
La bien llamada "viveza criolla" no se toma descansos ni vacaciones. Parece que muchos comerciantes están decididos a salvar el año en una temporada de apenas tres meses.
La falta de respeto por el turista, en determinadas cuestiones, no tiene límites. Queda flotando la sensación, con ese tipo de actitudes, que solo les interesa "hacerse el día", a partir de la buena fe de sus ocasionales consumidores.
El turismo "gasolero" se pone en práctica en los más variados destinos, en particular en los más tradicionales, como la costa, las sierras o el norte.
Hoy, como no ocurría en otros tiempos, no tan lejanos, a la hora de elaborar un informe preliminar de "gastos y recursos", el combustible ocupa un lugar muy importante.
Después, se buscará, por todos los medios, encontrar alojamientos accesibles, en lo posible con una relación atractiva entre costos y servicios. La comodidad y la limpieza de esos lugares, son principales aspectos, seguramente, que se deben garantizar, en caso de inclinarse por ese tipo de hospedajes.
Para quienes no disponen del dinero suficiente como para permitirse esos "lujos", están las cabañas, los hostels o los campings, que son alternativas más que interesantes.
La alimentación no es un tema menor. Es imprescindible buscar precios que estén a la altura de lo que el turista, individualmente o en grupo, pueden invertir. Claro que, no son pocos los que viajan con un buen "surtido" de comestibles, para no realizar tantas erogaciones en el tiempo que están lejos de sus hogares.
También, en este caso, se redujo la cantidad de días que la gran mayoría de los trabajadores, le dedica a su esparcimiento, por el bendito y siempre acotado presupuesto que lamentablemente hoy lleva a recortar las vacaciones.
Para las familias tipo, con ingresos que no le otorgan la posibilidad de realizar grandes inversiones en el merecido descanso, no es una tarea sencilla, porque, está claro, hoy resulta prácticamente imposible "ahorrar para las vacaciones".
Durante todo el año, los compromisos se renuevan y los recursos muchas veces alcanzan para atender las necesidades elementales de un grupo familiar.
Les cuesta bastante menos, por ejemplo, a los jóvenes que se inclinan por movilizarse en grupos, porque se recortan considerablemente los gastos al momento de hacer números, ya sea en combustibles, como en alojamiento y comida.
Los deseos y la voluntad de tomarse al menos un breve período vacacional, siempre están latentes, aunque la práctica del turismo "gasolero" se ha convertido, desde hace un buen tiempo a esta parte, en una modalidad que recluta cada año una mayor cantidad de adeptos.
Todas las cuestiones tienen el mismo origen. La disponibilidad del efectivo necesario como para hacer valer ese derecho que nos asiste a todos, hoy nos obliga a darle vuelo a la imaginación, para exprimir hasta el último peso en la búsqueda de una opción que pueda ajustarse a cualquier tipo de presupuesto.