Editorial

Trump y el abismo

Con la decisión de retirar a los Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, el presidente Donald Trump no hizo otra cosa que confirmar que se trata de alguien que está ocupando un cargo que, como solemos decir los argentinos, le queda grande. Es que la reprobación de tal medida, no sólo se produce en casi todos los 196 países que rubricaron ese acuerdo, sino también en el mismísimo Estados Unidos, por parte de científicos y estudiosos del clima y la grave situación que está atravesando el planeta consecuencia del recalentamiento global, causante del deshielo de los casquetes polares, el gran aumento del nivel de los mares y las grandes extensiones semi-desérticas otrora productivas.

Es que Trump quería cumplir algunas de sus muchas promesas realizadas durante la campaña, que hasta ahora por diversas razones se vieron frustradas, como la ley de salud todavía no aprobada, el muro en la frontera con México que es aún una utopía de difícil concreción, la trabazón en la justicia de su veto al ingreso de musulmanes, además de la marcha atrás con el NAFTA, constituyendo claras muestras de la frustración del ocupante de la Casa Blanca.

En este caso del retiro del Acuerdo de París, Trump trata de conformar a sus votantes del interior del país, a quienes prometió recuperar los puestos de trabajo perdidos, aún a costa de causar un enorme daño al medio ambiente con la emisión de gases con efecto invernadero hacia la atmósfera, en un nivel cercano a 3.000 millones de toneladas. La reactivación del uso del carbón es una de las iniciativas que simultáneamente está llevándose adelante, cuando el mundo entero trata de evitarlo.

Concretamente, cuando se efectivizó el Acuerdo en diciembre de 2016 siendo presidente Barack Obama, la primera potencia mundial tomó el compromiso de reducir el 26% de sus emisiones de gas invernadero de aquí a 2025, tomando como base 2005. Iniciativa que ahora queda eliminada por la decisión de Trump, lo que además tiende un manto de incertidumbre sobre lo que hará China -que es el país más contaminante del mundo- y también se había comprometido a reducir sus emisiones.

La Unión Europea fustigó durísimo la actitud estadounidense, calificando la medida como "gravemente errónea" en algo orientado a enfrentar un problema que afecta a todo el planeta, donde debía prevalecer la responsabilidad de la actual generación con relación al futuro. Trump privilegió en cambio una posición personal mezquina para dar respuesta a su electorado, como así también ciertos intereses de la industria estadounidense, en perjuicio de todo el resto del mundo. Un titular de la prensa europea al informar sobre este caso dijo "Trump puso al mundo frente al abismo", quedando muy fuertemente expuesta la trascendencia que se adjudica a la decisión y el peligro que significa para el futuro inmediato.

Recordemos que las dos mayores economías del mundo, Estados Unidos y China, son emisores del 50% del gas con efecto invernadero y por lo tanto los principales responsables de la situación actual de inestabilidad que vive el planeta. Como el Acuerdo de París establecía un mecanismo voluntario para los 196 países firmantes, el retiro de Estados Unidos y por lo tanto la posibilidad que vuelva a una emisión desenfrenada, no sólo representa esa situación concreta, sino también la posición endeble que ahora tiene el país asiático, sobre el que siempre se sostuvieron las sospechas sobre el cumplimiento de sus metas.

Llegar a este acuerdo de hace 6 meses demandó muchísimo tiempo de duras negociaciones, pues debió incluirse dentro de un mismo programa intereses muy diversos y confrontados, como por ejemplo los de los países petroleros con otros que quedarían casi bajo el agua por la suba del nivel de los mares. Se logró destrabar tan intrincada situación con la disposición que no se obliga a ningún país a hacer lo que no quiere, razón por la cual cada uno presentó sus propias metas de recorte. Ahora Estados Unidos saltó el cerco, demostrando una absoluta irresponsabilidad, pero por sobre todo que la decisión de Trump parece ser más personal que jurídica, pues de esta manera deshace algo refrendado por Obama. ¿El futuro del mundo? Esa es otra cuestión.


 

Autor: REDACCION

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