Coincidiendo estas horas con la visita del presidente Mauricio Macri a los Estados Unidos, con la calificada muy importante entrevista con su par estadounidense Donald Trump -sobre lo cual se hizo referencia en esta misma sección en la entrega de la víspera respecto al yacimiento de Vaca Muerta-, se conocen nuevas informaciones sobre el tambaleante andar de este último, en este caso preciso, con el tema del muro que iba a separar a su país de México, lo cual se había constituido en uno de los íconos de su campaña.
Justamente, tal como sucedió con otros promocionados anuncios de campaña, este del muro a levantar en la frontera con México recibió un verdadero mazazo en el Congreso, al tener que ser retirado de ese lugar el referido proyecto, ya que la mayor parte de los legisladores se negaron a incluir esta iniciativa en el presupuesto. Como corría el riesgo que de esa manera quedara definitivamente postergado, y por directa consecuencia anulado, el proyecto fue retirado, quedando a la espera de una mejor oportunidad, aunque según lo estiman los analistas políticos estadounidenses y conocedores de estas situaciones que incluyen la relación entre ejecutivo y legislativo, arriesgan a anticipar que el muro jamás será construido, salvo que dentro de algún tiempo cambien radicalmente las condiciones políticas, las que por ahora de ninguna manera cederán a lo que muchos califican como "un capricho" del presidente Trump que costaría muchísimo al erario de Estados Unidos.
Está claro que la mayor oposición provino de los legisladores demócratas, pero también un grupo de republicanos se alineó en esta posición, aunque en realidad el tiempo para la aprobación del presupuesto recién vencerá esta noche de viernes. Lo solicitado por la Casa Blanca para destinar al comienzo de la construcción del muro en la frontera mexicana era de 1.400 millones de dólares, una cifra no muy significativa dentro del volumen general que se maneja, pero se interpreta como una mala señal frente a otras necesidades mucho más imperiosas que están siendo postergadas, por lo cual todo indica que el muro deberá seguir aguardando su turno, el que tal vez no llegue nunca. Aunque, conociendo la insistencia de Trump en toda esta clase de cuestiones -algunas de ellas muchísimo más graves, por sus consecuencias ulteriores- como el haber hecho explotar la bomba más grande hasta ahora y enfilar fuerzas militares hacia la zona de Corea del Norte, hace que nada pueda ser descartado.
Justo mañana, Trump llegará a cumplir sus primeros 100 días en la presidencia, y presuntamente no tendrá festejo, más bien sobrevolará la tristeza, ya que esta momentánea caída de la construcción del muro es un duro golpe, pues había sido la promesa estrella de su campaña, sumándose a los varios tropiezos que ha venido sufriendo en estos tres meses, como por ejemplo la fallida reforma de la ley sanitaria -por la que tanto criticó a su antecesor Barack Obama-, además del bloqueo en la justicia de los decretos para impedir el ingreso de musulmanes a los Estados Unidos, otras dos promesas que cayeron.
Tratando de amortiguar el impacto, desde la Casa Blanca se intentaron todas las argumentaciones posibles para desviar la atención, en tanto que Trump, mucho más directo y de escaso manejo diplomático, aún frente a esta postergación fue categórico al asegurar que el muro se va a construir, e incluso sin fijarle fecha sostuvo que será pronto, volviendo a su argumentación de campaña en cuanto que ese muro es esencial para frenar la inmigración ilegal y las drogas a los Estados Unidos. Lo cual le significó un duro enfrentamiento con su vecino México, quedando relaciones muy deterioradas.
El retiro del proyecto del muro trajo alivio al Congreso, no sólo en la bancada demócrata, sino también en los propios republicanos moderados, quienes en realidad no coinciden con los planteos del presidente Trump, aunque hasta ahora debieron respetarlos por haber alcanzado la presidencia con la propuesta de esas iniciativas, aunque ahora, cuando deben enfrentarse a la realidad, vayan cayendo una tras otra.
Por ahora entonces, el muro seguirá esperando. En septiembre puede abrirse una nueva puerta en el Congreso, pero cada vez más son los que piensan que nunca deberá levantarse.