Editorial

Trece ceros

Desde siempre, una definición que aunque exagerada es la apropiada para definir la situación, en nuestro país ahorrar en nuestra moneda fue algo que terminó volviéndose en contra del ahorrista. Es que, como primer e irrefutable dato,  tomando la fecha de 1883 ya que fue cuando se implantó una moneda única pues desde 1813 hasta ese entonces -un lapso de 70 años- circularon monedas paralelas y en forma simultánea en las provincias, por lo cual la referencia es tomada sobre los últimos 120 años, período en el cual le fueron retirados 13 ceros al peso.

De tal modo, lo cual contribuye a aclarar las ideas, un peso de 1833 hoy tendría el equivalente a 10 billones , siendo este el daño provocado por las continuas devaluaciones e inflaciones que se fueron sucediendo, poniendo a nuestra moneda en un tobogán sin paradas.

Sin entrar en demasiados detalles, de acuerdo con un estudio que se hizo sobre el tema,  en el período comprendido desde 1901 a 1970 la caída de nuestra moneda fue del 20.000%, pero eso no fue lo peor, ya que la más drástica caída se produjo desde 1983 en adelante, es decir en los últimos 30 años, desde la recuperación de la democracia. De los 13 ceros eliminados en 120 años, 10 de ellos se produjeron durante estas tres últimas décadas. Un poco de ejercitación de la memoria: en el mes de junio de 1983 se restaron 4 ceros de un plumazo cuando se puso en vigencia el peso argentino, en tanto que en 1985, nuevamente en junio, con el lanzamiento del Plan Austral se quitaron 3 ceros, y en 1991 se volvieron a eliminar 3 ceros.

El mejor indicador para observar la depreciación que fue teniendo nuestro moneda es hacer una recorrida por la inflación, el más dañino y perjudicial flagelo que tiene la economía. A través de la historia, y de modo especial la más reciente, todo es muy conocido y bastante fresco en la memoria de los argentinos, pues nadie olvidará los tiempos de la hiper inflación con el estrago causado en ese tiempo. Fantasmas que sobrevuelan hoy nuevamente en la Argentina, ya que los niveles inflacionarios -sin ser de la dimensión de entonces resultan alarmantes- rondan los 30 puntos anuales y de manera sostenida. Una sintética conclusión es que "la inflación mide la pérdida del poder adquisitivo del dinero".

También es interesante mencionar, pues tiene directa relación con la moneda, que desde 1813 a la fecha, es decir durante un lapso de 200 años, en la Argentina se aplicó la convertibilidad en cuatro ocasiones, más exactamente en los años 1822, 1864, 1899 y la última vez en 1991 durante el gobierno menemista. En todos los casos el final fue similar: fuga de capitales, déficit fiscal y devaluación. 

En 1935 fue creado el Banco Central de la República Argentina para darle un ordenamiento financiero al país, pero prestamente la política se apropió de él, perdiendo autarquía y poder para enfrentar la problemática monetaria al margen de las necesidades de los gobiernos. Hace poco, el gobierno kirchnerista introdujo modificaciones en la Carta Orgánica para poder hacer libre uso de las reservas acumuladas para enfrentar el pago de vencimientos de la deuda y también para el propio funcionamiento del gobierno, lo cual ha llevado que desde 2011 a la fecha se hayan usado 19.000 millones de dólares con esos fines, bajando las reservas de 52.000 a 33.000 millones de dólares.

Otro punto realmente interesante de comentar es el referido al dólar y el peso, aunque leyendo lo acontecido todo este tiempo, no es difícil explicarse las razones por las que los argentinos prefieren el dólar como moneda de ahorro. Esa inclinación comenzó en 1939 al aparecer por primera vez un mercado cambiario paralelo, cuando el dólar cotizaba a 4 pesos en forma oficial pero en el mercado negro su valor era de 11 pesos. Desde entonces, y salvo muy breves interrupciones, la historia continuó reiterándose en forma casi sistemática,.

En este momento, centavos más centavos menos, el dólar oficial está llegando a los 6 pesos contra 11 del dólar que ahora se denomina blue. La devaluación que se está provocando en la moneda es a razón promedio de 30 puntos anuales, pero aún así la brecha se mantiene muy alta, lo cual da cuenta que esto no se arregla sólo con la depreciación de nuestra moneda, sino en dejar de emitir sin respaldo, para lo cual indefectiblemente deben achicarse los gastos. No existe otro camino.

Autor: REDACCION

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