Editorial

Trabajo en caída

El empleo privado viene cayendo desde hace 9 meses consecutivos a razón de un promedio de 0,4% mensual, teniendo como factor central el fuerte descenso en el Gran Buenos Aires, lo cual no logra ser compensado por cierto nivel de estabilidad que se ha logrado en regiones del interior. Por esta razón es que el mercado laboral presenta variantes bastante marcadas desde mediados de 2013 con consecuencias diversas.

Esta referencia alude al empleo privado, ya que sobre el sector público poco se conoce pues se dejaron de publicar datos por parte del INDEC desde el tercer trimestre del año pasado, elaborándose sólo algunas estadísticas parciales por parte del Ministerio de Trabajo. De todos modos, el aumento del empleo público fue realmente exponencial en la última década, llegando a expandirse a razón de 5% anual, aunque podría suponerse que debido a ciertas restricciones presupuestarias, en el último año el crecimiento de este sector fue sólo de 3 por ciento.

Hoy este es el crítico panorama que se observa en el mundo del trabajo, seriamente comprometido por el estancamiento e incluso retroceso de la actividad económica en su conjunto. Incluso, puede decirse que en este momento el ajuste laboral se está haciendo más por la vía de menores salarios -lo cual fue facilitado por los aumentos de ingresos por debajo del nivel inflacionario-, que por los despidos. Incluso, los especialistas advierten una actitud bastante pasiva de parte del gobierno para contener lo que podría ser una oleada de despidos, que por ahora se insinúan sólo en algunos sectores, sin alcanzar una perspectiva generalizada.

Actualmente estamos técnicamente en recesión, en cuya primera parte siempre se utilizan mecanismos como la aplicación de suspensiones, reducciones horarias y otras medidas para achicar costos, antes de llegar al extremo de los despidos cuando la situación se prolonga. Un dato es elocuente: en el mes de mayo las suspensiones, que algunos califican de despidos transitorios, fueron 4 veces más que en abril, marcando claramente el deterioro que viene experimentando el mercado laboral.

En cuanto a la pasividad gubernamental, la misma puede encontrar cierta explicación por el creciente déficit fiscal, lo cual convierte en difícil pensar en políticas activas y de protección del empleo, cuando las necesidades del momento parecen estar en otros objetivos. 

Confiemos en que de alcanzarse cierta estabilidad financiera, pueda comenzar una lucha real y concreta contra la inflación, que es lo que provoca el verdadero deterioro del trabajo.

También la inversión

Lo que está directamente relacionado con la creación de trabajo es la inversión, encontrándose algunas explicaciones sobre las razones por las que se están perdiendo empleos en el retroceso que tienen la radicación de capitales. Sólo en el mes de mayo pasado la inversión bruta interna experimentó una caída interanual del 4,9%, siendo estimado por la consultora Ferreres que en ese quinto mes del año el dinero fue de 7.463 millones de dólares y en lo que va de 2013 de 33.650 millones.

Destaca el informe que se siguen observando contracciones en la inversión, de modo especial en los bienes de capital, para lo cual se señaliza que la caída del 0,9% que ha tenido la actividad económica es fundamental para las bajas inversiones, no existiendo motivos de aliento para concretarlas.

Y tan complicado como los datos precisos, son las proyecciones negativas que se hacen, ya que según las conclusiones de la aludida consultora, las mayores probabilidades son que las inversiones sigan en baja.

Para ampliar algo más el panorama, digamos que el sector de la construcción tuvo una baja interanual de 1,9%, totalizando 0,9% para los cinco primeros meses del año. Si bien no se trata de una cifra cuantitativamente importante, en este sector preciso lo es pues expone con cierta claridad el retroceso de una actividad que resulta fundamental a la hora del análisis, habida cuenta de su poder de impacto en otras numerosas actividades relacionadas con la misma, tanto de la industria como del comercio.

Aunque, más allá de estos detalles, la inversión es en definitiva una cuestión de confianza.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web