Editorial

Todo el horror

Las recientes declaraciones públicas de Jorge Rafael Videla, admitiendo que la dictadura militar de la cual fue uno de los principales responsables a partir del 24 de marzo de 1976 -cuando fue derrocada María Estela Martínez de Perón- había asesinado a "siete u ocho mil personas" y que las había hecho desaparecer para evitar reacciones dentro y fuera del país, constituyen una de las imágenes más contundentes del horror que significó aquella época siniestra, cargada de una violencia indescriptible, que desembocó en enfrentamientos desprovistos de toda contemplación.

Más allá de las diferencias, crueles por cierto, entre los 7 u 8 mil admitidos por Videla y los 30 mil que siempre se refirieron como saldo de aquel triste y lamentable episodio de encarnizada confrontación, estas recientes declaraciones lo que han logrado es consolidar el repudio a quien fue la imagen de uno de los tiempos más funestos de nuestra historia, lo cual se produce justo en momentos en que parece vivirse un tiempo en que advierten fuertes divisiones entre los argentinos, pero que frente a hechos tan fuertes y contundentes, quedan postergadas en favor del repudio más absoluto.

Los dichos de Videla fueron al periodista y escritor Ceferino Reato, para su nuevo libro "Disposición final", en el cual narra todo ese tiempo de cruentos enfrentamientos, agregándose de tal modo a su exitosa obra anterior titulada "Operación primicia" en el cual contó con lujo de detalles el operativo de los Montoneros al copar el Regimiento 12 de Infantería de Formosa, cuyo escape se produjo en un avión de Aerolíneas Argentinas cuyo descenso se produjo en una pista especialmente montada sobre cuadrantes de acero en un campo del vecino distrito de Angélica.

Reato mantuvo entrevistas con el dictador Videla durante 20 horas, entre octubre de 2011 y marzo de 2012, en la prisión de Campo de Mayo, difundiéndose ahora casi en simultáneo con la aparición del mencionado libro.

Los detalles hacen al conocimiento de la cuestión, pero sin dudas lo más sustancioso lo conforma el contenido de estas afirmaciones de Videla, que no hicieron otra cosa que revivir tiempos violentos de destrucción y muerte, que deben recordarnos en forma permanente hacia donde conducen los posicionamientos intransigentes, cuando la razón se trata de imponer por la fuerza bruta en lugar del diálogo y el acuerdo. 

Admitió además uno de los responsables de miles de muertes de argentinos en su mayoría jóvenes, utilizando como arma ejecutora al propio Estado a través de sus Fuerzas Armadas, que el golpe de marzo de 1976 fue un "error político", ya que según recuerda, los decretos de Italo Luder les daban "licencia para matar" con el objetivo de pacificar y reordenar el país, sin necesidad de hacerse cargo del gobierno en lo institucional y administrativo, que derivó finalmente con las consecuencias conocidas.

Con relación a las cantidades de muertes, recordemos que la CONADEP -de donde surgió el "Nunca más"- validaba 8.961 casos, que luego fueron incrementándose con nuevos agregados, sosteniéndose que hubo unas 30 mil víctimas y desapariciones.

En realidad, toda esta entrevista que fue trasladada a un libro, además de significar una consolidación de fuerte repudio desde todos los sectores de la sociedad, es también una especie de reivindicación del terrorismo de Estado, de acuerdo con algunas interpretaciones. 

Esta admisión, que Videla hizo por primera vez, la justificó pues -según sostuvo- "no había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas". De esa manera, con absoluta crueldad y franqueza, Videla reveló las razones por las cuales las cúpulas militares resolvieron la desaparición de personas.

El genocida no se privó de suministrar detalles respecto a aquella embestida de las fuerzas armadas, aclarando que la denominación del objetivo había sido "disposición final" -en lugar de "solución final" como muchas veces se sostuvo-, por tratarse de términos militares mucho más utilizados, que significan sacar de servicio una determinada cosa por inservible, dando como ejemplo "cuando se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a ´disposición final´, que es su eliminación".

Digamos finalmente que Videla dio este reportaje porque tenía "un peso en el alma con el tema de los desaparecidos", entendiendo que ahora tenía la oportunidad de explicarle a la sociedad lo que realmente pasó, y además, para liberar de culpas a los oficiales que debieron cumplir órdenes.


Autor: Redacción

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