En estos tiempos de pandemia, algunos países confirmaron la realización de sus actos electorales, en fechas que muchos analistas electorales cuestionan, por tratarse de una época en la que deben atenderse otras prioridades.
Con esto, de ninguna manera queremos señalar que en cualquier democracia es un deber constitucional para el pueblo la emisión del voto para elegir a sus autoridades.
Podemos citar tres elecciones puntuales que están plenamente confirmadas, pese a tratarse de convocatorias diferentes, porque se tratan de un plebiscito, una legislativa y una presidencial, esta última, nada menos que en el país más poderoso del mundo.
Respetando un orden cronológico, la primera referencia está destinada a Chile, una medida que a esta altura es muy cuestionada por la oposición, aunque el Gobierno le haya otorgado la posibilidad de votar a los enfermos de Covid durante el plebiscito de octubre.
Un grupo de senadores enrolados en la oposición ya elevó un proyecto de reforma constitucional para que los contagiados puedan sufragar a través del sistema de correo.
Por su parte, los diputados también impulsaron una moción para que aquellas personas imposibilitadas de poder concurrir presencialmente a votar lo puedan hacer mediante carta certificada, donde los carteros actuarían como ministros de fe.
Las razones que dio a conocer el Ejecutivo para no avanzar ahora en una reforma de este tipo son atendibles. Restando poco más de un mes para el referéndum, y cuando aún quedan varios problemas por resolver, no parece haber tiempo para implementar un sistema que brinde todas las seguridades, como las que demanda un acto electoral.
En ese sentido, no sólo se trata de asegurar que el voto pueda ser debidamente procesado, sino que también debe resguardarse cuidadosamente, en caso de aprobarse esa modificación, la confidencialidad de los sufragantes.
Por otra parte, permitir que los contagiados puedan concurrir a las urnas en este plebiscito generaría temor entre los electores y también podría desincentivar a las propias autoridades de mesa, pudiendo inducir a una mayor abstención, lo que, obviamente, perjudicaría el proceso.
Los legisladores que forman parte del abanico opositor, entienden que hasta que no aparezca una vacuna efectiva, que logre controlar el muy alto nivel de casos en el vecino país, sería imprudente llevar adelante ese plebiscito, que se podría reprogramar para una fecha donde exista una mayor tranquilidad sanitaria.
Quienes se oponen a la realización de este tipo de actividades, entienden que el año próximo estarían dadas las condiciones para llevar adelante esta elección, teniendo en cuenta que también se anuncian para 2021, otros compromisos, mucho más importantes para la ciudadanía trasandina.
Para el año próximo, los cargos que se deberán renovar son nada menos que el de Presidente de la República, senadores, diputados, gobernadores, alcaldes y concejales.
Por ahora, las discusiones están instaladas y sin una solución concreta a la vista como consecuencia de la falta de consenso entre el oficialismo y la oposición.
Noviembre, en tanto, es el mes de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, que se celebrarán el martes 3, en un año donde el coronavirus provocó una cantidad impresionante de muertes y contagios, a tal punto que la nación encabeza las dos estadísticas.
La particularidad en ese país, que generó no pocas resistencias de uno y de otro lado, es que el Presidente y el Vicepresidente son consagrados por el Colegio Electoral, algo que, como ocurrió en el último acto eleccionario le permitió acceder a la Casa Blanca a Donald Trump.
Por ese sistema, el actual mandatario prevaleció sobre Hillary Clinton, que en la sumatoria general había logrado mayor cantidad de votos que Trump, quien se postulará en esta oportunidad para la reelección, en una contienda que tendrá ocupando la otra vereda a Joe Biden, ex Vicepresidente de Barack Obama.
Los discursos de campaña, hasta poco tiempo atrás, no estaban cargado de tanta pirotecnia, algo que sí empezó a observarse desde que la pandemia no ha sido gestionada con la responsabilidad que exigía la situación, de acuerdo con el cuestionamiento preferido de los opositores al gobierno de Trump.
Venezuela, que lo tiene a Nicolás Maduro al frente del poder, manteniendo las mismas estrategias que instaló el fallecido Hugo Chávez, también programó elecciones, en este caso parlamentarias, para el 6 de diciembre.
En esa oportunidad se renovarán todos los escaños de la Asamblea Nacional, en un clima enrarecido por las denuncias de un eventual fraude, a pesar de haber invitado el gobierno a observadores internacionales -las Naciones Unidas y Unión Europea- para garantizar, de esa manera, la transparencia del acto, confirmado para el 6 de diciembre.