WEST, TEXAS, 19 (AFP-NA). - Los rescatistas se esforzaban al extremo este jueves por encontrar sobrevivientes luego de la poderosa
explosión producida en la noche del miércoles en una planta de
fertilizantes en la localidad de West, cerca de Waco (Texas,
centro-sur de EE. UU.) cuya onda expansiva dañó numerosas viviendas y
podría haber provocado hasta 35 muertos y más de 160 heridos.
El alcalde Tommy Muska anunció este jueves que al menos 35 personas habían fallecido en la explosión de la fábrica. Las autoridades habían recibido quejas de los vecinos por el olor a amoníaco de los depósitos, pero el plan aprobado en 2011 decía que las instalaciones eran seguras y no contemplaban la posibilidad de una explosión.
Las autoridades aún no han encontrado los cadáveres de todos los fallecidos aunque esperan encontrar al menos 35 cuerpos. Diez de ellos pertenecen a bomberos voluntarios y a miembros de los servicios de emergencia que sacrificaron su vida por poner a salvo a sus vecinos. Las demás víctimas son personas que residían en las cuatro manzanas junto a la fábrica destruida por la detonación.
La explosión provocó una bola de fuego de unos 30 metros de
ancho que luego dio paso a una nube en forma de hongo, según
testigos. Los expertos la comparan con un sismo de magnitud 2.1.
El presidente Barack Obama ofreció sus plegarias y las de la
nación a la población de West, un pueblo de unos 2.800 habitantes,
hogar de una pujante comunidad checa, emigrada a fines del siglo XIX.
"Una comunidad muy unida ha sido sacudida, y gente buena y
trabajadora perdió la vida", lamentó el mandatario, que ofreció la
asistencia de la agencia federal de emergencias (FEMA).
Gran parte de West fue evacuada durante la noche y el
gobernador de Texas, Rick Perry confirmó que las escuelas locales
permanecerán cerradas por el resto de la semana.
El papa Francisco llamó este jueves a unirse a él en la oración
por las víctimas de esta explosión. En un mensaje en la red social
Twitter escrito en inglés para sus más de cuatro millones de
seguidores en el mundo, el Papa escribió: "les ruego que se unan a
mí en la oración por las víctimas de la explosión en Texas y por
sus familias".
Tras una noche agotadora, los socorristas continuaban en la
mañana de este jueves esforzándose por manejar la situación en el
lugar, mientras que el fuego aún seguía devastando las
instalaciones de la planta.
La calidad del aire debido al humo potencialmente tóxico que se
desprende del lugar del siniestro seguía siendo una de las
principales preocupaciones.