La imagen nada más acercarse al centro de Manchester era la de centenares de adolescentes, niños y padres abandonando el lugar entre sollozos, llamadas nerviosas y desconcierto.
La imagen nada más acercarse al centro de Manchester era la de centenares de adolescentes, niños y padres abandonando el lugar entre sollozos, llamadas nerviosas y desconcierto.
Estás navegando la versión AMP
Leé la nota completa en la web