MENTON, FRANCIA, 29 (AFP-NA). - Aunque recibe con los brazos abiertos el éxito que le ha supuesto convertirse en el primer extranjero con tres estrellas Michelin en Francia, el argentino Mauro Colagreco reivindica vivir con los pies en la tierra, en su "rincón" de la Costa Azul.
Pregunta: -¿Cómo recibió la tercera estrella para su restaurante Mirazur?.
Respuesta: -Con orgullo y a la vez como un mensaje integrador.
No sé si 10 o 15 años atrás hubiese pasado. Hoy hay una voluntad de Michelin de abrirse. Pero el éxito no es algo que me traiga de cabeza. Mi primera experiencia en un restaurante fue con el chef Bernard Loiseau (que se suicidó en 2003, ndlr). Eso me hizo reflexionar y mantener los pies en la tierra.
Los chefs tenemos que mostrarnos, promover nuestro restaurante.
Participé en (el programa televisivo, ndlr) Top Chef de Italia, pero estoy contento de haberlo hecho allí y vivir en Francia. En Italia me paraban en los aeropuertos. También invito a otros chefs al Mirazur, pero me mantengo alejado, en mi rincón.
P: -Grandes chefs, como Ferran Adrià, han dejado de cocinar.
Otros se dedican más a gestionar sus imperios, como Alain Ducasse ¿Como propietario de varios restaurantes en el mundo, cree que podría seguir los mismos pasos? .
R: -Cada uno es libre de elegir. Aunque esa no me parece una opción muy romántica. Elegí esta profesión porque me gusta cocinar, cuando no cocino me angustio. Es cierto que cuanto más crece nuestro negocio, menos podemos hacerlo, pero quien cocina todos los días mantiene sus reflejos. Personalmente me mantengo apegado a mis fogones.
P: -¿Como argentino, cómo cree que hay que encarar la contaminación que supone la carne vacuna?.
R: -La carne nos plantea un gran problema porque es uno de los mayores contaminantes del planeta. Yo tengo una cadena de hamburgueserías en Argentina. Es carne orgánica procedente de animales de pastoreos rotacionales, pero sigue siendo carne.
Argentina es el mayor consumidor en el mundo, pero el problema sobre todo viene del hecho de que los países que antes no podían comprar carne ahora lo hacen porque es más barata y se produce más. Es un problema de equilibrio y deberíamos empezar a reflexionar sobre las soluciones.