Editorial

Superar la grieta

Una muy clara y precisa advertencia fue formulada por las principales autoridades de la Iglesia en ocasión de las recientes celebraciones de Semana Santa, apuntando concretamente a lo negativo que resulta el clima de constante y creciente confrontación que existe en el país, a la vez que instaron con firmeza a reducir el nivel de las disputas verbales y avanzar con decisión en la búsqueda de la reconciliación nacional.

"Un país dividido no encuentra ni da soluciones a los problemas de la gente", fue la sintética pero expresiva frase pronunciada por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, a la vez que el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, afirmó que "si no hay reconciliación no hay patria, no hay futuro".

Tales pronunciamientos ocurrieron luego de manifestaciones opositoras sumamente agresivas, tales como la de la movilización del 24 de marzo pasado, cuando se comparó al gobierno de Mauricio Macri con la dictadura, acompañado luego por temerosos pronunciamientos respecto a la posibilidad de un "enfrentamiento civil", lo cual generó también un endurecimiento de parte del gobierno hacia esos sectores identificados con el kirchnerismo más duro.

Arancedo se lamentó de estos "desencuentros", y también que a los argentinos les cueste tanto encontrarse desde la diversidad, sosteniendo que "un país dividido no encuentra ni da soluciones a los problemas de la gente, en especial de los más necesitados", a la vez que abogó fuertemente por la recreación de una cultura que tenga su fuente en el diálogo, el respeto, la honestidad y la ejemplaridad, dentro del marco institucional de los poderes del Estado, "como auténtica expresión de vida democrática". Conceptos que indudablemente suenan muy lindo y consistentes, pero que presentan una serie de dificilísimas dificultades para hacerlos realidad, habida cuenta del escenario existente en el país, donde la política se ha convertido -en algunos casos- en un arma de confrontación y disputa en lugar de ajustarse a la esencia del consenso y acuerdo, aspectos fundamentales en esa búsqueda.

"Convencidos de la verdad de la enseñanza de Cristo desde la Cruz, seguimos pensando que la reconciliación es el camino de la paz, la justicia y un futuro prometedor para todos, sin exclusión. Si no hay reconciliación no hay patria, no hay futuro", fueron palabras pronunciadas por el cardenal Poli al cabo del Vía Crucis en Plaza de Mayo, ampliando además que "no vacilamos en decir a nuestros representantes de la sociedad civil que el camino de un futuro comprometedor se abre con la justicia, con el perdón y la reconciliación, para que las heridas del pasado se curen desde adentro, desde lo más profundo y desde una deseada paz verdadera que es madre del amor que lo puede todo: amor a la Nación que queremos alcanzar".

Por su parte el obispo Luis Fernández, de la Diócesis Rafaela, en su mensaje de la vigilia pascual en la Catedral San Rafael, hizo suyos conceptos del Papa Francisco, sosteniendo "...hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere un anciano en situación de calle y que si lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra en el juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de población se ven excluidas y marginadas, sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en si mismo como un ser de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del descarte".

La preocupación de la Iglesia por las divisiones, enfrentamientos y ausencia de reconciliación ha sido constante estos últimos años, especialmente apuntando al ciclo kirchnerista que incentivó estas prácticas, lo cual fue modificándose con la llegada del nuevo gobierno, constituyendo una esperanza, aunque ahora recrucedió la preocupación de los obispos, tal como quedó claramente expuesto en sus recientes mensajes. Todo deberá puntar a la cultura del encuentro, como pregona el Papa.

Autor: REDACCION

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