El resultado de las elecciones primarias del 13 de agosto pasado, que afianzaron la posición del gobierno nacional, a un mes de distancia permitieron recobrar una estabilidad cambiaria que estaba en jaque, justamente por la posibilidad contraria a lo sucedido en los comicios mencionados. Desde entonces el Banco Central viene sosteniendo el valor del dólar en torno a un cambio nominal oscilante entre 17.50 y 17.70, pero además y por sobre todo, permitió ir recuperando reservas internacionales que se habían perdido previo a la referida instancia en las urnas.
El mes de agosto cerró con 48.873 millones de dólares de reservas, es decir, con una suba de 1.119 millones respecto al nivel apuntado el primer día posterior a las elecciones, y de 657 millones respecto al stock con el cual se llegó a las primarias, quedando de tal manera una situación muy clara respecto al impacto que tienen en las finanzas los resultados electorales, aún como en este caso, tratándose sólo de una contienda primaria en la cual aún no estaban en juego los cargos. El BCRA no sólo logró frenar el avance que venía teniendo el dólar, sino que además consiguió incrementar las reservas.
Al comienzo del presente año, recién en el mes de marzo el Central salió a comprar divisas al sector privado, consistente en dos operaciones de 300 millones de dólares cada una, para posteriormente iniciar un ciclo de compras oscilante en los 100 millones diarios, que consistió en 11 operaciones, acumulando por lo tanto otros 1.100 millones de dólares incorporados al stock. Se ingresó en un ciclo de inactividad en ese sentido, consecuencia de la crisis en Brasil, concretándose sólo una pequeña compra de 50 millones a comienzos de junio.
De ahí en adelante y con las Paso a la vista, frente a la posibilidad del triunfo de Cristina Kirchner, se inició un ciclo de intervención del BCRA en el mercado cambiario para evitar el desbande alcista, vendiéndose entonces un buen volumen de reservas. Siendo así que en la primera quincena de agosto se debió vender un total de 1.837 millones de dólares para contener oleaje provocado por la divisa estadounidense.
El cimbronazo pasó con la ayuda del resultado electoral, pudiendo el Central no sólo recuperar la suma de la que se había desprendido, sino aumentar el stock en similar medida. Claro, que falta dejar algo en claro, pues en esta recuperación de reservas tiene mucho que ver la actitud del Tesoro nacional que continúa tomando deuda en dólares para cubrir el déficit fiscal, terminando esas divisas en el BCRA ya que para afrontar los compromisos en pesos allí son canjeados por el Tesoro. A tal punto que en lo que va del año ya le vendió 7.700 millones de dólares, lo cual significó una expansión de 131.119 millones de pesos de la base monetaria.
Con lo hasta aquí dicho respecto a la evolución de las reservas, mucho tiene que ver el gasto público, siendo crucial en tal sentido. En 2016 los gastos quedaron fijados en 26,8% del PBI, luego de 5 años consecutivos en que fue aumentando, en algunos ciclos desmedidamente.
La revisión de estadísticas más recientes sobre el gasto, dan cuenta que en 2003 significaba el 13,4% del PBI, en 2009 pasó al 19,4% y en 2015 al 24,4%, quedando expuesto con total claridad el desmedido incremento que se produjo en el gasto durante la gestión de Cristina Kirchner.
Respecto al impacto de los intereses de la deuda pasaron de representar el 1,8% del PBI en 2003 al 2,3% en 2016, debido al retorno al mercado de capitales producido el año anterior.
Volviendo a las reservas, se debe recordar que en abril pasado con 52.689 millones se había logrado establecer un récord, superando la marca de 52.654 millones de 2011, que se mantuvo como techo durante media docena de años, reiterando que en la actualidad y tras venir en recuperación sostenida están en 48.873 millones.
Debe también recordarse que la política desarrollada en el BCRA debe no sólo contemplar el mantenimiento y suba de las reservas, sino también aplicar políticas contractivas para enfrentar la inflación, lo cual va por diferentes carriles, no pudiéndose atender ambos intereses en juego.