SOMA, TURQUIA, 15 (AFP-NA). - El balance de víctimas del
accidente del martes en una mina del oeste de Turquía subió a 274
muertos, mientras que la cólera por la tragedia se volvía contra
el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.
El ministro turco de Energía Taner Yildiz comunicó este nuevo
balance el miércoles por la noche y añadió que el fuego complica
las operaciones de rescate.
La esperanza de encontrar con vida a un centenar de mineros aún
bloqueados bajo tierra en la mina de carbón ubicada en Soma
(provincia de Manisa, oeste) disminuía conforme pasaban las horas.
Por otro lado, la policía turca dispersó con gases, cañones de
agua y balas de plástico a miles de manifestantes en Estambul y
Ankara que salieron a las calles para protestar contra el gobierno
tras el accidente.
Los manifestantes, en su mayoría de sindicatos de izquierda,
marcharon a lo largo de la avenida Istiklal entonando consignas
contra el gobierno, hasta que la policía los interceptó.
Erdogan, quien viajó hasta el lugar del accidente, aseguró que
se llevará a cabo una investigación oficial sobre el accidente,
una de las catástrofes industriales más graves en la historia de
Turquía.
El primer ministro rechazó sin embargo cualquier
responsabilidad de su gobierno, acusado de descuidar la seguridad
en la industria minera, y afirmó que "los accidentes de trabajo
ocurren en todo el mundo".
Paralelamente, la confederación de sindicatos de la función
pública (KESK) en Turquía convocó una huelga el jueves para
protestar por lo que llamó "la masacre de Soma".
El miércoles por la noche cientos de socorristas seguían
trabajando frenéticamente para rescatar a los mineros, pero las
camillas salían de las minas únicamente con cadáveres.
Un minero de otra empresa, Mustafa Yildiz, quien vino a ayudar
a sus colegas, no ha perdido por completo la esperanza.
"Vamos a volver a entrar (...) para intentar salvar gente,
nuestros amigos están allí, nuestra alma está con ellos, al
interior, son nuestros hermanos, nuestros padres, (...) lo que les
sucedió podría habernos ocurrido a nosotros".
Un poco más lejos, otro minero que acaba de salir de la mina,
Murat Kurkoglu, se mostró más bien pesimista.
"Vamos a intentar
sacar a los que siguen aún bloqueados, uno por uno (...) Pero
sabemos que ya no queda ninguna esperanza", dijo.
Tres días de duelo nacional fueron decretados en el país.
En total, 787 trabajadores se encontraban en la mina en el
momento de la explosión, que se produjo en la tarde del martes
debido, al parecer, a una falla eléctrica en un transformador.
CRITICAS CONTRA
EL GOBIERNO
La oposición acusó el miércoles de negligencia al gobierno y
los dirigentes sindicales exigieron la dimisión de los ministros
de Trabajo y Energía.
Hace tres semanas, el parlamento, donde el gobierno tiene
mayoría, rechazó tres mociones de la oposición para crear una
comisión de investigación de las condiciones de seguridad en las
minas.
Durante un discurso en la alcaldía de Soma, Erdogan rechazó
estas acusaciones, y dio ejemplos de accidentes ocurridos en
varios países occidentales.
Al salir del ayuntamiento, varias decenas de habitantes
enfurecidos abuchearon al primer ministro. Varios de ellos pedían
a gritos la dimisión del gobierno, a pesar de la presencia de
varios policías, que se interpusieron inmediatamente.
Los manifestantes dieron patadas al vehículo en el que se
encontraba el dirigente turco, según la agencia de prensa Dogan.
El ministerio turco de Trabajo y Seguridad Social publicó por
su parte un comunicado en el que afirma que la mina fue
inspeccionada por última vez el 17 de marzo pasado y que respetaba
las normas en vigor.
La fiscalía de la región abrió el miércoles una investigación
judicial sobre el accidente.