Editorial

Sobre los Premio Nobel

Desde hace semanas comenzaron a conocerse los ganadores del Premio Nobel correspondiente al 2019, un galardón con alto prestigio internacional que si bien genera especial expectativa en el plano de las ciencias y el amplio campo de las artes también tiene un alto grado de apertura hacia la sociedad toda. Por eso cada anuncio sobre ganadores de una u otra especialidad que realiza la academia sueca repercute desde las agencias de noticias hasta la red de medios de comunicación tradicionales. 

Alfred Nobel es recordado como ese mecenas de las artes, las ciencias y la paz que antes de morir, en el umbral del siglo XX y de sus asesinatos en masa, transformó la nitroglicerina en oro. Los premios Nobel nacieron de la voluntad del sabio e industrial sueco Alfred Nobel, que nació en 1833 y murió en 1896, inventor de la dinamita, de legar una gran parte de su fortuna a quienes trabajan por "un mundo mejor".

El prestigio internacional de estas recompensas debe mucho a las generosas sumas de las que están dotados, actualmente nueve millones de coronas suecas (unos 870.000 euros, un millón de dólares), que se reparten los premiados en el caso de que sean varios. Alfred Nobel estipuló su voluntad en un testamento firmado en París en 1895, un año antes de su muerte en la ciudad italiana de San Remo. Según el documento, dejaba un capital de 31,5 millones de coronas suecas, que equivaldría si se tiene en cuenta la inflación a unos 1.800 millones de coronas suecas actuales o unos 174 millones de euros (200 millones de dólares). Los intereses debían repartirse cada año entre quienes en el transcurso del año anterior hubiesen llevado a cabo "el mayor beneficio a la humanidad".

Legalmente, el testamento no designaba a un beneficiario de la fortuna, por lo cual, tras su lectura en enero de 1897, miembros de la familia Nobel lo rechazaron con vehemencia.

Además, Alfred Nobel designó en su testamento los diferentes comités que atribuyen cada año los premios: la Academia Sueca para el de Literatura, el Karolinska Institutet para el de Medicina, la Real Academia Sueca de Ciencias para el de Física y el de Química, y un comité de cinco miembros especialmente elegidos por el parlamento noruego para el de la Paz.

Sin embargo, no explicó las modalidades que cada comité debía seguir para atribuir los galardones en su disciplina.

Se necesitaron más de tres años para resolver esta cuestión con la creación de una Fundación Nobel encargada de administrar el capital de los premios, mientras que los diferentes comités se ocupan de la atribución.

La Fundación Nobel indica en su informe de actividad anual que la cesta, juiciosamente invertida en productos financieros a alto rendimiento pero "éticamente responsables", ascendía a 4.500 millones de coronas.

En 1968, coincidiendo con su tricentenario, el Banco Central de Suecia, el más antiguo del mundo, creó un premio de Economía en memoria de Alfred Nobel, poniendo a disposición de la Fundación Nobel una suma anual equivalente al monto de los otros premios. Hasta 1974 era posible entregar el premio Nobel de manera póstuma. Dos suecos lo recibieron así: en 1931 el de Literatura para Erik Axel Karlfeldt, y en 1961 el de la Paz para Dag Hammarskjöld.

Respecto a la entrega de los premios Nobel de 2018 comenzaron el pasado lunes 1 de octubre con las recompensas científicas, aunque en esta oportunidad sin el de Literatura, aplazado hasta el próximo año a raíz de un escándalo de abusos sexuales relacionado con la Academia Sueca.

La institución, que recibió numerosas críticas por premiar al cantante estadounidense Bob Dylan en 2016, anunció a primeros de mayo que el galardón de Literatura de 2018 se entregará junto al de 2019.

El origen del escándalo es el francés Jean-Claude Arnault, al que 18 mujeres acusaron de violación o agresiones sexuales en noviembre de 2017, unas semanas después de las denuncias contra el productor de cine estadounidense Harvey Weinstein, que originaron el movimiento #MeToo.

La mayoría de las investigaciones preliminares sobre Arnault se abandonaron por falta de pruebas o porque los delitos habían prescrito, pero la justicia sueca juzgó un caso de violación que se remonta a 2011 y cuyo veredicto terminó con una condena a prisión de dos años. 

Una investigación independiente, encargada por la Academia a raíz del escándalo, desveló los conflictos de interés, la cultura del silencio, las rivalidades internas y la opacidad que imperan en la institución.

La polémica ha provocado la renuncia de ocho de los 18 miembros de la Academia, que se quedó por tanto sin el quorum de 12 personas necesario para funcionar. Como se puede observar, a pesar de la inmensa trayectoria de la institución y del respecto ganado en el ámbito internacional, no pudo esquivar los escándalos de tipo sexual, tal como el que golpea a la Iglesia Católica. 










Autor: REDACCION

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