Editorial

Sobre la pobreza

Junto a la falta de seguridad, la pobreza es hoy en día uno de los grandes problemas irresueltos que tiene la Argentina, más aún por haberse registrado importantes cifras de crecimiento de la economía en los últimos años, sin que ello se haya visto trasladado a los sectores más desprotegidos. Justamente, sobre este tema es que nos dedicaremos en el editorial de hoy, analizando algunos aspectos de algo que desde el Gobierno se trata de ocultar o bien disminuir en su verdadera dimensión, aun cuando resulte algo así como intentar tapar el sol con una mano.
Por cierto que existen amplias diferencias entre los informes oficiales del INDEC, que toma "canastas" poco menos que "mágicas", surgidas de la manipulación de índices, con lo cual logra difundir cifras de pobreza e indigencia realmente bajas. Pero claro, tanto la realidad como las mediciones de organismos oficiales provinciales y consultoras privadas, exponen situaciones muy diferentes.
Tomaremos en cuenta hoy, un trabajo de la consultora Ecolatina, de acuerdo con el cual 3 de cada 10 argentinos son pobres, con un pronóstico realmente comprometido, pues por las condiciones existentes y la escasa voluntad de parte del Gobierno en comprometerse para contener la inflación, los índices de pobreza irán en aumento en lugar de retrotraerse. Es que, justamente, la inflación -que según esta misma consultora fue durante 2010 de 26,6% en lugar del 10,9% oficial- es el principal elemento motorizador de la pobreza, habida cuenta que las subas salariales siempre van detrás del incremento de los precios, y por lo tanto, en esas condiciones, la canasta alimentaria siempre logra escaparse un poco más lejos de las posibilidades de la gente, en especial de quienes dependen exclusivamente del salario en sus ingresos.
Es que, de ese 26,6% de inflación anual que precisa Ecolatina, el 60% es explicado por el aumento del precio de los alimentos, razón por la cual la denominada Canasta Básica Alimenticia se encareció 31,8% el año pasado, habiendo sido la carne uno de los impactos de mayor influencia para que ocurriera de esa manera.
Según los cálculos privados, la pobreza afectó en 2010 al 30,9% de la población, mientras que la indigencia al 10,6%, y aun cuando la comparación de los datos propios de la consultora en cuestión se produjo una leve disminución respecto de 2009, la mejora fue tan pequeña que no tiene relación alguna con la evolución que va teniendo la actividad económica.
Una de las razones por las cuales se produjo una mejoría en el nivel de indigencia fue por la participación de la Asignación Universal por Hijo, aun cuando también en este caso la negativa influencia de la inflación está contrarrestando los efectos positivos de un primer momento.
Tenemos entonces como conclusión, más allá de las responsabilidades de cada sector y lo poco que se hace para atenuar sus efectos nocivos, que la inflación es la mayor responsable de la expansión de la pobreza. La cual hace estéril el esfuerzo del Gobierno, que por un lado proclama su intento de lograr una redistribución de la riqueza, pero por el otro hace poco y nada por evitar la inflación, cuyo efecto es letal para los que menos tienen.
Volviendo a datos y números, si tomamos una población de 40,1 millones de personas, tenemos entonces que la pobreza afectó a 12.390.000 personas, y que de ellas hay 4.270.000 en situación de indigencia, el más bajo de los escalones.
De acuerdo con una advertencia de Ecolatina, "en la medida que los precios sigan trepando fuerte, será difícil que los ingresos de estos sectores vuelvan a superar la inflación". Justamente, estos dichos tienen una relación muy directa con el presente que se atraviesa en las finanzas públicas, recurriéndose al financiamiento por parte del Banco Central -donde la emisión está excediendo los límites, habiéndose transformado en una fuerte fuente inflacionaria-, además de otros organismos como el Banco Nación, la ANSES y el PAMI, restándose fondos a la actividad productiva y también a la asistencia de los jubilados, quienes reciben menos ingresos de los que les corresponden y ven recortada también la posibilidad de disponer de mejores servicios.
Según el ánálisis de la consultora deben conjugar dos factores esenciales para enfrentar la lucha contra la pobreza: por un lado generar empleos y por el otro contener la suba de precios, siendo la única combinación posible para una solución genuina, y lo que es aún más trascendente, estable y definitiva.

Autor: Redacción

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