Automotores

Smart Fortwo Passion: el famoso microcar ya llegó a la Argentina

Tardó, pero llegó. El smart es uno de esos modelos que revolucionaron los conceptos. Como otros famosos microcoches de la historia (Fiat 500, Messerschmitt, Heinkel, Isetta y otros), el smart, presentado en el Salón de Fráncfort 1997, fue pensado para ofrecer una solución de movilidad. El aporte de aquellos modelos pioneros fue popularizar el uso del automóvil. El de este microcar, trasladarse en ciudades congestionadas y con problemas de estacionamiento. La idea del smart fue de la compañía relojera suiza Swatch, que golpeó varias puertas en la industria automotriz hasta que se abrió una: la de Mercedes-Benz. El nombre del pequeño modelo no es casual, responde a las siglas de Swatch Mercedes Art Car y, en un astuto juego de palabras, significa inteligente en inglés.A nuestra tierra ha llegado la segunda generación del smart, que data del otoño de 2006, aunque con puestas al día posteriores. Aquí se comercializa el smart fortwo, biplaza en versiones coupé (probada por La Nación) y cabrio, ambas con la motorización más potente que ofrece el modelo, 1.0 Turbo de 84 CV, y el nivel de equipamiento passion.

Según La Nación, demás está decir que resulta imposible pasar desapercibido con un smart en Buenos Aires. Poco convencional, el smart fortwo resulta sorprendente y sumamente atractivo por sus dimensiones (2,69 m de largo por 1,56 de ancho e idéntica altura), el estilo simpático y juvenil del exterior, y el llamativo y coqueto diseño interior, en el que comandos y elementos están muy bien distribuidos para aprovechar el espacio al máximo.

Lo pequeño que es por fuera no implica un interior incómodo. Por el contrario, el smart está diseñado para brindar la mayor comodidad en el tránsito urbano. Dos cómodas butacas deportivas y suficiente espacio esperan al conductor y acompañante, que además suben con facilidad por las generosas puertas que ocupan casi todo el lateral.

La trompa y la cola son mínimas. El motor está debajo del baúl, en el tradicional sitio de la rueda de auxilio (carece de ella). En el frente tiene una tapa plástica que se saca desplazando dos trabas. Allí están los depósitos del refrigerante y el lavaparabrisas. El baúl del smart coupé tiene 220 litros. Obviamente es chico, pero suficiente para un par de bolsos o valijas pequeñas.


PEQUEÑO TITAN

El smart fortwo está equipado con motor de 3 cilindros en línea y 999 cc con turbocompresor, que desarrolla una potencia de 84 CV a 5250 rpm y un torque de 120 Nm (12,24 kgm) entre 2000 y 4750 rpm. La transmisión es mediante una caja automatizada de 5 marchas, con modos automático y secuencial (desde la selectora o con levas detrás del volante).

Manejar un smart requiere cierta adaptación. Al acelerar en automático, la caja tiene un retardo pronunciado entre cada cambio que hace cabecear marcadamente al vehículo por la transferencia de masas de atrás adelante. En modo secuencial, en cambio, el efecto es menor porque los cambios son más rápidos. El acelerador y el freno no son muy progresivos, por lo que hay que presionarlos con firmeza para obtener respuestas adecuadas. De todas formas, con un esquema de frenos a disco delanteros, tambores traseros y ABS, el smart se detiene de 100 km/h a 0 en 45 metros.

La dirección, aunque asistida, es algo lenta en su respuesta, pero lo compensa con un radio de giro extremadamente cerrado. Esto, más el muy buen motor potenciado por el turbo, que permite tiempos de aceleración adecuados (0-100 km/h en casi 11 seg.), el smart ofrece un manejo ágil en ciudad, su ámbito natural, con un consumo muy contenido. Ni hablar para estacionar: eso no es problema para un smart.

 A diferencia de Europa, por su precio de 24.900 dólares, el smart fortwo coupé aquí apunta a ser el segundo o tercer auto de una familia, más allá de la tentación de muchos jóvenes. En cuanto al uso está clara su esencia urbana, pero viajes de relativa extensión (a la costa, por ejemplo) no escapan a su alcance.

Autor: Redacción

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