DAMASCO, 7 (AFP-NA). - El régimen sirio, inmerso en
una guerra con la rebelión, aseguró el lunes que elegirá el
momento para responder a los ataques israelíes contra su
territorio, que causaron 42 muertos, lo que hace temer un
conflicto regional.
La ONU y Rusia, uno de los escasos aliados de Bashar al Asad,
advirtieron del peligro de una escalada regional tras los ataques
aéreos israelíes contra posiciones militares sirias el viernes y
el domingo cerca de Damasco, y las amenazas de Irán y el Hezbolá
libanés, importantes apoyos del régimen sirio.
Estas preocupaciones centrarán las conversaciones entre el
secretario de estado estadounidense, John Kerry, y el presidente
ruso, Vladimir Putin, que se reunirán hoy en Moscú.
Otro asunto de preocupación es el supuesto uso de armas
químicas en el conflicto.
Carla del Ponte, miembro de la comisión
de investigación de la Naciones Unidas sobre las violaciones de
derechos humanos en Siria, aseguró que los rebeldes sirios
utilizaron armas químicas y recurrieron al gas sarín (potente gas
neurotóxico).
En un nuevo balance del ataque del domingo, una ONG informó de
al menos 42 soldados sirios muertos y un centenar de desaparecidos.
"Siria responderá a la agresión israelí pero elegirá el momento
de hacerlo. Esto quizá no ocurra inmediatamente, ya que Israel
está en estado de alerta", dijo a la AFP este lunes un responsable
sirio, quien precisó: "Vamos a esperar, pero responderemos".
Dos cohetes disparados desde territorio sirio cayeron este
lunes en la parte ocupada por Israel de los Altos del Golán sin
causar víctimas ni destrozos, informó una portavoz del ejército
israelí, que dio a entender que el Estado hebreo no era el objeto
de estos disparos y que se debían a los enfrentamientos entre
ejército y rebeldes sirios.
Ante el temor a eventuales represalias, Israel desplegó dos
baterías antimisiles en el norte del país, ordenó el cierre del
espacio aéreo en esta zona hasta el lunes por la noche y reforzó
las medidas de seguridad en sus embajadas.
Un responsable israelí afirmó que los ataques estuvieron
dirigidos contra un depósito de armas iraníes destinadas al
Hezbolá, el poderoso movimiento chiita libanés protegido de Irán y
aliado del régimen de Bashar al Asad.
Además, afirmó que su país no permitirá ningún traspaso de
armas al movimiento libanés, contra el que Israel luchó en 2006
sin lograr doblegarlo.
Sin embargo, Teherán desmintió que hubiera armas iraníes en los
objetivos bombardeados por Israel y advirtió de que estos ataques
provocarían "acontecimientos graves en la región de los que ni
Estados Unidos ni Israel saldrán ganadores".
El 30 de abril, el líder del Hezbolá, Hasan Nasralá, cuyos
hombres combaten junto al ejército del régimen sirio, afirmó que
su movimiento e Irán no permitirán la caída de Al Asad.
La Unión Europea también mostró su preocupación por que se propague el conflicto. Desde el inicio de la rebelión, Israel llevó a cabo tres bombardeos cerca de Damasco, el 30 de enero y los días 3 y 5 de mayo.
Más de 70.000 personas murieron en Siria desde el inicio de la revuelta, en marzo de 2011, que degeneró en guerra civil por la brutal represión del régimen de Asad.