En medio de un mundo convulsionado por diferentes problemas y la crisis que atraviesa la Iglesia, el lunes último fue celebrado la 1ª Congregación General de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en el Aula del Sínodo, presidida por el papa Francisco, y en la que han participado los 267 padres sinodales, junto a los 34 jóvenes y algunos oyentes más.
El pontífice argentino ha destacado la idea de la “franqueza en el hablar” y la “apertura en el escuchar”, fundamentales para que el Sínodo sea un proceso de discernimiento, ha subrayado.
Tras la proclamación del evangelio, los obispos han escuchado las intervenciones de los cardenales responsables del Sínodo sobre "Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", que se celebra en Roma hasta el 28 de octubre.
Francisco agradeció de manera especial la presencia de los 34 jóvenes en la Asamblea del Sínodo: “Ya sentimos la fuerza de su presencia que emana positividad y entusiasmo, capaz de invadir y regocijar no solo a esta sala, sino a toda la Iglesia y al mundo entero”.
A todos los jóvenes que de distintas formas han hecho oír su voz para este Sínodo de los Obispos, el Santo Padre les ha dicho: “Vale la pena que nos pongamos en actitud de escucha los unos de los otros; vale la pena nadar contra corriente y vincularse a los valores más grandes: la familia, la fidelidad, el amor, la fe, el sacrificio, el servicio, la vida eterna”.
Bergoglio ha recordado a los jóvenes que son parte de la Iglesia: “Vale la pena sentirse parte de la Iglesia o dialogar con ella; vale la pena tener a la Iglesia como madre, como maestra, como hogar, como familia, capaz, a pesar de las debilidades y dificultades humanas, de brillar y transmitir el mensaje eterno de Cristo”.
El Papa ha insistido en la actitud de escuchar y de discernimiento: “El discernimiento es el método y a la vez el objetivo que nos proponemos: se funda en la convicción de que Dios está actuando en la historia del mundo, en los acontecimientos de la vida, en las personas que encuentro y que me hablan”.
En esta línea, Francisco ha propuesto que cada 5 intervenciones, haya un momento de reflexión, de al menos 3 minutos para meditar las palabras escuchadas, para dejar espacio a la “interioridad”.
El Pontífice ha advertido a los Padres Sinodales: “La mayoría de los presentes no pertenecen a la generación de los jóvenes, por lo que es evidente que debemos vigilar para evitar sobre todo el riesgo de hablar de los jóvenes a partir de categorías y esquemas mentales que ya están superados”. Por lo que “Los adultos deben superar la tentación de subestimar las capacidades de los jóvenes y juzgarlos negativamente”, ha aconsejado.
Y a los jóvenes, en cambio, el Papa les ha indicado que deberían vencer la “tentación de no escuchar a los adultos” y de considerar a los ancianos como «algo antiguo, pasado y aburrido», olvidando que es absurdo querer empezar siempre de cero, “como si la vida comenzara solo con cada uno de ellos”.
En conclusión, el Santo Padre ha pedido una “alianza entre adultos y jóvenes” y ha expresado que “una Iglesia que no escucha se muestra cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios, y no será creíble, en particular para los jóvenes, que inevitablemente se alejan en vez de acercarse”.
Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, ha destacado que se ha hablado en distintas intervenciones del problema de la falta de pertenencia que sienten los jóvenes. “Es un problema que caracteriza a las sociedades de hoy. Estos jóvenes han tenido situaciones de guerra, droga, pobreza… La Iglesia se dirige a estos jóvenes como una Madre, como una casa”, y ha añadido que este aspecto “no puede considerarse como un problema, estos jóvenes no son problemas, son protagonistas”.
La joven Sophie Rakotoroalahy, de Madagascar, ha destacado la importancia del diálogo. “Ahora estamos un poco desanimados... desalentados, los jóvenes a veces se dirigen a las sectas. Y las sectas en Madagascar son cada vez más comunes, es un problema”, ha expresado.
Necesitamos jóvenes involucrados en esta vida pastoral, esperamos que los jóvenes puedan ser escuchados por los mayores, y los mayores también por los jóvenes.
Frente a la crisis que atraviesa la humanidad en su conjunto con distintas realidades sociales y políticas, que se esté realizando este nuevo sínodo dedicado a la juventud y la fe cristiana es un signo de que la Iglesia se está abriendo a las nuevas realidades generacionales, ante la pérdida constante de feligreses y cierto conservadurismo clerical que suele cuestionar al Papa argentino por las reformas que viene llevando adelante.