Suplemento Economía

Sin cambiar, buscan resultados distintos

El gobierno aplicó en noviembre la mayor devaluación del peso

desde que el kirchnerismo está al frente de la Casa Rosada, de

casi 4%, lo cual proyecta el avance del dólar a casi el 50%

anual.

Todo en un intento por frenar el retraso cambiario, mientras

apuesta a reducir la brecha con el dólar blue.

A esto se sumó la decisión de subir del 20 al 35% la

penalización sobre las compras en el exterior, con el agravante

para el bolsillo de que acceder a divisas para turismo también

pasa a tener recargo.


La medida se toma en un clima de voracidad fiscal por parte del

Estado, ya que la presión tributaria está en el nivel más alto de

la historia, y buena parte de la tasa que los contribuyentes

pagarán quedará en poder del Fisco, porque la AFIP traba las pocas

devoluciones que debe realizar.


A esta altura de los acontecimientos convendría revisar el

excesivo poder que tiene Impositiva, por ahora a cargo de Ricardo

Echegaray, y cierto manejo discrecional con que se viene

conduciendo, que tuvo su primer paso concreto cuando sin dar

explicaciones dispuso quién podía o no acceder a divisas, desde

octubre de 2011.


Echegaray, quien atraviesa su peor momento al frente del

organismo, con recortes de poder en la Aduana donde desplazaron

a su mano derecha Siomara Ayerén, lucha por sobrevivir en un

puesto con salario de 100 mil pesos mensuales y una cuota de poder

envidiable capaz de embriagar al más centrado.


Entre los importadores sugieren que la razón por la que fue

despedida Ayerén es por cuestionamientos sobre supuestos manejos

poco transparentes en el ingreso de mercaderías, amparados en la

política discrecional dispuesta por el renunciado secretario de

Comercio Interior, Guillermo Moreno.


La problemática del comercio administrado a pura

discrecionalidad -en parte responsable de la inflación- se

complementa con la errática política cambiaria.

En lo que va del año, el peso se devaluó 27 por ciento, casi en

línea con la inflación relevada por consultoras privadas.


La estrategia refleja el convencimiento del nuevo equipo a

cargo de la economía de que una diferencia del 60 por ciento entre

el dólar oficial y el paralelo era insostenible, algo que Mercedes

Marcó del Pont nunca entendió.

En paralelo, se espera cerrar acuerdos con las cerealeras para

que suscriban una letra de corto plazo que aportará unos 1.700

millones de dólares a las reservas del Banco Central, antes de que

perforen el peligroso piso de los 30.000 millones.


El objetivo es que en el verano se logre revertir el magro

resultado del último trimestre, cuando el Banco Central -que ahora preside Juan Carlos Fábrega- perdió

U$S 6.000 millones.

Días antes de asumir Axel Kicillof, la expectativa era de un

dólar a 7 pesos para marzo, pero ahora la apuesta subió y ya se

habla de $7,50 para abril.


La voracidad recaudatoria y la necesidad de resguardar hasta el

último dólar se ve reflejada también en el impuestazo para los

bienes suntuarios, que el Congreso convertirá en ley y significará

aumentos de hasta el 50% para autos, motos, yates y aviones.

Pero el problema de la escasez de divisas requerirá de una

política más sustancial.


El sector automotriz tiene un déficit de 8.500 millones de

dólares, el energético 7.000 millones, el turismo 9.500

millones y la electrónica 5.000 millones.

Todo hace un total de U$S 30.000 millones anuales, cuando la

llegada de capitales brilla por su ausencia.

Este escenario derivó en que la cantidad de pesos de la

economía duplicara las reservas del Banco Central.

Pero lo que más preocupa por estas horas a sectores

empresariales y financieros es la confirmación de que la llegada

de Kicillof a la jefatura del Palacio de Hacienda traería menos

cambios que los esperados.

El funcionario les dijo a empresarios ser un continuador de las

políticas de Moreno, a pesar de que operó en su momento junto al

jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, para desplazarlo.

Continuaría la idea que predominó durante todo el kirchnerismo

de que son los únicos que pueden cambiar las cosas en la

Argentina, y que pretenden hacerlo solos, sin dar espacios a las

fuerzas opositoras ni preocuparse por la búsqueda de consensos.


El equipo económico da señales de pretender combatir la

inflación con los mismos métodos que contribuyeron a la

escalada de precios, solo que ahora en vez de 500 serán apenas 100

los productos congelados.

Esta estrategia queda desbaratada ante una de las tantas

reflexiones geniales de Albert Einstein: "Si buscás resultados

distintos, no hagas siempre lo mismo".

Autor: José Calero

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web