Editorial

Siempre los precios

Aquí en Rafaela, según lo difundido hace unos días por la consultora Develar, la inflación de 2010 ascendió a 31,06%, y aun cuando para llegar a tal resultado se realizan diferentes mediciones que las que hacen los organismos especializados de orden nacional y provincial, el número tiene bastante similitud con los registros de entes privados. Así tenemos por ejemplo el informe difundido por Ecolatina, la cual da cuenta que en 2010 la evolución del Indice de Precios al Consumidor ascendió a 26,6%, estableciendo en las conclusiones de su análisis que el de los precios se ha transformado en un problema crónico de nuestra economía.
Según este ente, la inflación de 2010 fue la más elevada desde la devaluación, superando la variación de precios el dígito por cuarto año consecutivo, añadiendo que desde diciembre de 2006 el nivel de los precios minoristas tuvo una suba de 126%.
Siempre en base a datos de Ecolatina, los precios de los alimentos aumentaron 37,2% el año pasado, teniendo aquí una gran similitud con el índice obtenido por la consultora rafaelina Develar, la cual también apunta más específicamente a alimentos.
Pero de acuerdo con el organismo fundado por el ex ministro Roberto Lavagna y sus estimaciones a futuro, en el presente 2011 tendremos una variante muy alta en materia de precios, ya que "la mayoría de los factores que impulsaron el alza de precios en 2010, seguirán operando este año", dejándose aclarado que "la actividad crecerá a un ritmo inferior". Además, siempre a nivel futuro, se consignó que "la demanda seguirá sobre estimulada en un contexto de baja capacidad instalada ociosa", a lo cual deberán sumarse "las expectativas y la inercia inflacionaria" que acelerará "la carrera entre precios y salarios".
Todo hace prever, de acuerdo a la situación existente y las perspectivas que se presentan para el año, que el piso de inflación puede estar en el orden de los 30 puntos, parecido al de 2010. Sin dudas, se plantea un pesado manto de incertidumbre, ya que la inflación no parece ser considerada como un elemento nocivo por parte del Gobierno, sino que por el contrario la fomenta con la movilidad constante del mercado. Aunque claro, lo que se gasta a cuenta hoy habrá que pagarlo mañana, pues en materia económica absolutamente nada es gratuito. Todo tiene costo, y en este caso, esta inflación hacia adelante, también en determinado momento deberán afrontarse sus consecuencias.
Volviendo a la comparación entre lo nacional y lo local, habiendo recibido esto último mucha resistencia en ciertos casos aunque finalmente la realidad siempre terminó por desestimarlo, tenemos por ejemplo que en materia de suba de precios un factor determinante fue la carne, que según Develar se ubicó muy por encima del resto de alimentos con un 67% de aumento, en tanto que sobre el rubro Ecolatina sostuvo que se llegó al 37,2% debido "al descomunal incremento de la carne vacuna".
De todas maneras, y más allá de ciertos matices que por supuesto existen, lo concreto es que esta inflación "crónica" que tenemos en el país desde hace tiempo, y que viene con un arrastre negativo de mucha significación, es el más importante riesgo que se cierne sobre nuestra economía, que salvo una breve interrupción entre 2008-09 en que tuvo una bajante como consecuencia de la crisis financiera mundial, viene creciendo muy positivamente desde hace media docena de años, y que también para el presente 2011 según coinciden economistas del área pública y la privada, volverá a tener una expansión algo menor que en 2010 pero expansión al fin.
Claro, que de producirse algún desmadre en estos peligrosos números de la inflación que rondan el 30% -entre las más altas del mundo-, se corre el serio riesgo de una interrupción productiva.
Una de las consecuencias más evidentes, no ya a futuro sino de los últimos años, es que la inflación se ha convertido en una barrera para las inversiones, lo cual impide alcanzar objetivos más importantes.
Es cierto que la economía también proporciona otros índices positivos muy valederos, que muestran un país en movimiento, pero también es verdad que se hace poco y nada desde el Gobierno para contener la inflación, que es uno de los factores de mayor impacto sobre el poder adquisitivo de los salarios, y por lo tanto, justamente, en la realidad se hace lo contrario de la teoría de buscar una mejor distribución de la riqueza. Una meta poco menos que imposible cuando existe el flagelo inflacionario.



Autor: Redacción

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