En varias oportunidades nos referimos desde este suplemento al crecimiento de los vehículos híbridos y eléctricos, destacó Jorge Pandini en La Nación, y agregó que lo que hasta hace no muchos años parecía ciencia ficción, hoy es una realidad. Cada vez más empresas lanzan al mercado vehículos con esas tecnologías. En nuestro país varias marcas ofrecen modelos híbridos, que combinan un motor de combustión interna con otro eléctrico. En el mundo, la venta de este tipo de modelos, desde autos accesibles hasta modelos de lujo, es creciente.

Sin embargo, la comercialización de modelos totalmente eléctricos no logra el mismo éxito. Desde el punto de vista de los usuarios, son más costosos que un auto naftero y la autonomía es limitada, no más de 150 kilómetros en el mejor de los casos.

Pero las investigaciones no se detienen y a medida que las baterías reducen peso y tamaño y aumentan en su capacidad, las prestaciones de esos modelos serán cada vez mejores. Sin embargo, a pesar de la baja aceptación que, por ahora, los autos eléctricos tienen entre los usuarios es obligación de marcas y gobiernos seguir apostando por esas tecnologías.

En varios países se aplican incentivos impositivos para hacerlos más accesibles teniendo en cuenta el menor impacto ambiental.

La empresa de electricidad de Uruguay adquirió 30 modelos eléctricos para su flota; su uso anual implica una reducción de 36 toneladas de CO2 arrojadas al aire que respiramos. 

En definitiva, sería fantástico que quienes tienen papeles protagónicos en la conducción del país, oficialistas y opositores, puedan acordar políticas que en el mediano plazo estimulen el uso de vehículos movidos por energías limpias y renovables. La tecnología está disponible; ahora hay que tomar decisiones.